- Cuando supiste de los resultados del pasado domingo 10, ¿cuál fue tu primera impresión?
- Primero hubo preocupación, al darnos cuenta de que un movimiento político como el fujimorismo ha crecido con respecto a las elecciones anteriores, porque conocemos qué es el fujimorismo y cómo copa los poderes. Estaba convencida de que no iba a ganar en primera vuelta, y no esperaba que tuviera la mayoría en el Congreso.
- ¿Qué acciones piensa tomar el movimiento de derechos humanos?
- Más que desde el movimiento de derechos humanos, sino desde la campaña "No a Keiko" se van a evaluar los resultados y tomarán un acuerdo. En este momento las lecturas sobre el resultado del 10 de abril son muy apasionadas, porque muchos estamos en shock. Lo que veo es que hay personas que piensan que la segunda vuelta no debería preocuparles, porque es un problema de las derechas y que ellos lo resuelvan. Creen que llamando al voto viciado se anularán las elecciones. Son escenarios imposibles. No he visto razonamientos con cabeza fría. Espero que en las siguientes semanas haya una posición más calmada y crítica.
- Más allá de estas reacciones apasionadas, ¿te parece irresponsable que haya quienes desde el saque propongan este voto viciado?
- Es irresponsable porque con una valla tan alta, de más de 60% para anular las elecciones, es difícil de obtener. Antes ya hubo otras campañas, como las de Jaime Bayly en el 2001, y aún con el posicionamiento mediático fuerte que tenía gracias a su programa de TV, no se pudo lograr eso. Por eso, es complicado pedir eso, no es serio. Lo que va a generar es que el voto real disminuya y el porcentaje de aprobación en la segunda vuelta se incremente para quien vaya primero. Ese es el peligro.
- ¿Cuál debería ser la apuesta en esta segunda vuelta?
- Debemos pensar qué tipo de gobierno queremos. Y debemos saber que es utópico pensar que la derecha recién copa al gobierno. Alejandro Toledo nunca fue un gobierno de izquierda ni de centro; gobernó con la centro-derecha. Alan García se olvidó de lo que significaba el Apra, de revolucionario no tuvo nada: fue también un gobierno de derecha. Ollanta Humala ganó con un discurso casi de izquierda, pero nunca lo fue. Gobernó con la derecha desde el primer día. Entonces, no estamos hablando de gobiernos de izquierda, porque en el Perú la derecha está hace mucho tiempo en el poder. Sus representantes más visibles compiten en esta segunda vuelta, pero nuestra disyuntiva no puede ser si apoyo o no a la derecha por un tema de principio.
- Entonces, ¿qué tendríamos que distinguir?
- Lo que hay que distinguir es que hay un partido político que hizo del delito, del crimen, del robo, de la apropiación ilícita de recursos del Estado, una forma de hacer política. Eso es lo que representa el fujimorismo. Estamos ante dos partidos de derecha, pero uno representa los delitos más graves que se hayan cometido en el país. El otro es de derecha liberal. Ninguno va a gobernar necesariamente defendiendo los derechos de los ciudadanos; pero no podemos comparar lo que significa el fujimorismo de cualquier otro partido de derecha. La disyuntiva es si estamos dispuestos a ceder el Poder Ejecutivo a un partido como el fujimorismo. A eso tenemos que orientar la decisión que vayamos a tomar.
- ¿Qué significaría dejar que el fujimorismo gane estas elecciones?
- Si el fujimorismo gana las elecciones, sería validar como ciudadanos todo lo que hicieron en los 90: toda esta década de corrupción, de violaciones a los derechos humanos, esterilizaciones forzadas, despido arbitrario. Sería validar y darles la oportunidad de que reescriban la historia, conociendo los antecedentes de ser un partido autoritario, que logra lo que se propone atropellando cualquier institución y ciudadano. Allí está el peligro. Es un tema de dignidad de los peruanos no permitir que este partido llegue al gobierno.
- ¿Por qué crees que alguna gente de la izquierda no tiene esa visión para darse cuenta de este panorama?
- No podemos olvidar que en la primera vuelta hubo una serie de agravios. Todos, y me incluyo como familiar de víctimas, hemos sido tratados de "terrucos" para abajo. Que nos digan "rojos" o "caviares" es parte del léxico de la derecha, que tiene a algunos pseudoperiodistas como representantes. Pero el calificativo de "terruco" se ha banalizado, y eso es peligroso. El delito de terrorismo es grave, y en nuestro país no prescribe; más aún en un contexto mundial de actos terroristas por fanatismo religioso. No podemos permitir que ese tipo de calificativos sea la primera palabra para descalificar a un oponente político. Ningún fiscal de oficio ha denunciado a nadie por eso, que es una difamación, y el agraviado podría ir a denunciar, pero se enfrenta a un sistema complicado para acceder a la justicia. Por eso, se han acentuado nuestros odios de siempre, y eso es lo que no hace que entendamos bien cuál debe ser nuestra posición en la segunda vuelta.
- ¿Se necesitaría alguna orientación de los líderes políticos de izquierda?
- En primer lugar, creo que tanto "Goyo" Santos como Verónika Mendoza no deberían negociar nada con PPK. Lo que deben tener en claro es que ahora se trata de impedir que el fujimorismo llegue al poder, y dejar a sus electores decidir. Aparentemente el fujimorismo ha obtenido casi 40%, pero ha habido un gran ausentismo, de casi 17%, y muchos votos blancos y viciados. Hay un colchón grande allí, y espero que PPK ahora sepa acercarse y persuadir a la gente.
- Hablando de PPK, ¿qué compromisos mínimos se le debería pedir?
- No soy de pedir compromisos a nadie. Hay que recordar que Ollanta Humala firmó un compromiso público en la Casona de San Marcos ante algunos "garantes", entre los que estuve presente. Uno de sus compromisos fue que no iba a poner a ningún militar de ministro del Interior y de Defensa, y fue lo primero que hizo. En cuanto a PPK, no hay manera de exigirle que cumpla. Lo que tiene que hacer es distinguirse del fujimorismo, porque si anuncia que otorgará algún tipo de beneficio a Alberto Fujimori, ¿entonces qué lo diferencia? Solo pedimos que cumpla con la ley y la Constitución, y que garanticen nuestros derechos.
- Volviendo a la posibilidad de que el fujimorismo vuelva al poder, ¿qué representaría esto para ustedes, como familiares de las víctimas de su régimen?
- El fujimorismo en el poder fue el atropello a todos los derechos. Nuestros familiares fueron víctimas del Grupo Colina. No fueron denunciados por ningún delito; simplemente fueron asesinados por decisión política de Alberto Fujimori. Este es uno de los derechos principales que debemos preservar, porque en esa época muchas personas fueron acusadas de ser senderistas, y luego de ser puestas en libertad el Estado no los ha reparado. No tuvieron derecho a defenderse porque estaban ante tribunales sin rostro. A esto se agregan que en las campañas electorales todo el mundo nos señala y nos acusa, y olvida que somos víctimas del fujimorismo. No olvidemos a los cientos de miles de despedidos arbitrariamente, sin ningún tipo de beneficios. Tampoco debemos olvidar la compra de las líneas editoriales de los medios de comunicación, con opiniones digitadas desde el SIN. Eso es lo que hemos vivido.
- ¿Y qué piensas del argumento de que "el fujimorismo ha cambiado"?
El fujimorismo ahora puede salir a decir que no van a cometer esos errores, que en realidad son delitos. Que no son los mismos y que han cambiado. Pero sabemos que detrás de la figura de Keiko Fujimori siguen estando los mismos personajes que gobernaron en los 90. Quiero recordar que en esos años no tuvimos acceso a la justicia, e incluso hubo leyes de amnistía para beneficiar a los violadores de derechos humanos. Por eso es un peligro que en un nuevo contexto de poder absoluto del fujimorismo, ya estén pensando en leyes de amnistía, y se ponga en libertad desde Fujimori hasta los pocos sentenciados que existen. Y es un peligro a todo nivel, más allá de lo personal, porque a los familiares no nos atemoriza lo que ya hemos vivido. Por eso mi voto es contra Fujimori, y no en apoyo de otro candidato. En la elección pasada lo hice así por votando por Ollanta, para que los fujimoristas no retornen al poder; y ahora porque es necesario no permitir que el fujimorismo tenga el Ejecutivo. Suficiente será con la presión que ejercerán en el Legislativo. Y hay que pensar en cuál ha sido nuestra dejadez, y qué debemos hacer por encima del papel de una prensa que desinforma.
Foto de cabecera: Raúl García
Publicado: 2016-04-19
Es la mañana de un jueves, bastante soleada. Gisela Ortiz Perea nos recibe en su oficina del Equipo Peruano de Antropología Forense (EPAF), en Magdalena. Nos saluda y nos pregunta qué actividades está realizando Pedro Pablo Kuczynski en estos días después de la primera vuelta. Su interés no pasa por simpatías hacia el candidato derechista, sino por su preocupación ante la posibilidad de que Keiko Fujimori, hija del hombre que fue condenado por la desaparición y asesinato de su hermano, Luis Enrique Ortiz Perea, gane las elecciones y se reivindique así a una de las dictaduras más nefastas de nuestra historia.
Escrito por
Victor Liza
Periodista pobre, pero honrado. Twitter: @elgatocontabas
Publicado en
Redacción mulera
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