El juicio legislativo que amenaza con destituir a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, avanza a través del laberinto político brasileño, un complicado camino en el que se adentró a finales de 2015 y cuyo trazado está ahora en manos del pleno de la Cámara de los Diputados.

El juicio político se fundamenta en unas maniobras contables irregulares del Gobierno para mejorar sus resultados públicos de 2014 y que, según fiscales de organismos de contraloría del Estado, continuaron en 2015.

Desde el viernes, los diputados iniciaron el maratónico debate por el impeachment que concluirá este domingo con la votación sobre si prosigue el proceso o no.

Tras la aprobación en la comisión especial, el lunes pasado, la palabra pasó al pleno de los 513 diputados, en el que el proceso que podría desencadenar en el juicio político contra Dilma Rousseff avanzará si es respaldado por una mayoría calificada de al menos dos tercios (342 votos).

Si los diputados deciden proseguir, la acusación pasará al pleno del Senado, que por mayoría simple decidirá si archiva la causa o inicia lo que sería el propio juicio político.

En el Senado, la oposición también contaría con los votos necesarios para el impeachment. Se necesitan 41 votos para aprobar el proceso contra Dilma Rousseff y las cuentas de los diarios brasileños son las siguientes: Estadao dice que 44 senadores votarían a favor del impeachment, mientras que Folha y O Globo afirman que 47 apoyarían el proceso.

Intenso cabildeo

En tanto, Rousseff inició este sábado un intenso cabildeo, a un día de la votación en que la Cámara de Diputados decidirá si autoriza el inicio de un juicio político que puede costarle la jefatura del Estado.

En el Palacio de Alvorada, su residencia oficial, la mandataria se reunió con líderes parlamentarios de los partidos que están divididos o indecisos ante la decisiva votación del domingo.

Rousseff también hizo un llamamiento público a esos diputados, a través de un artículo en el diario Folha de Sao Paulo, en el que aseguró que la historia les juzgará y "honrará la biografía" de los que voten en contra de su destitución.

"Quieren condenar a una inocente y salvan a corruptos", escribió la mandataria, que vive su peor momento, en un artículo. "Vivimos sobre una amenaza de golpe de Estado", agregó.

"Quien defiende la democracia nunca se arrepiente. La democracia es siempre el lado correcto de la historia", manifestó la mandataria en su columna de opinión.

Nueva estrategia

Ante la posible destitución de Dilma Rousseff, el partido del gobierno diseña una estrategia para llamar a nuevas elecciones. Según una nota publicada en el diario Folha, el Partido de los Trabajadores (PT) sostiene que en caso de asumir el vicepresidente Michel Temer se trataría de un mandato sin legimitmidad, por lo que llamar a "elecciones directas de inmediato" es la mejor solución a la crisis política.

Las fuerzas de seguridad montaron un fuerte operativo para evitar brotes de violencia entre los manifestantes y desde el viernes el tránsito está cerrado alrededor del Congreso, informó la agencia de noticias AFP.

El domingo, durante la votación, los manifestantes a favor y en contra del gobierno estarán separados por una valla metálica de un kilómetro para evitar enfrentamientos.

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