Hace un mes, exactamente, ocurrió el primer derrame de petróleo del año. El Oleoducto Norperuano, operado por Petroperú, tuvo una falla en el tramo II del oleoducto Norperuano, a la altura del distrito de Imaza, centro poblado Chiriaco, en la provincia de Bagua, departamento de Amazonas.

El daño ya está hecho: peces muertos, problemas de salud entre los nativos que han participado en la limpieza del crudo en sus ríos, tierras de cultivo estropeadas y un efecto nefasto para el ecosistema que durará años. 

Los peruanos amazónicos que viven en esas zonas son los principales afectados, pero si por un lado no tienen la participación del Estado (no sólo en este gobierno, ciertamente), por el otro han recibido el respaldo de la sociedad civil en Lima. 

Y aunque durante esta semana cada día ha habido plantones, ello no quiere decir que es fácil sensibilizar a los ciudadanos que habitan en la capital. No obstante, cientos de jóvenes, niños y adultos han tomado como suya esta causa: una selva verde y no una selva negra, una selva que se defiende y no se vende, una selva con agua y no con petróleo.

Por eso, hoy habrá una nueva jornada, un plantón pacífico (todos lo han sido) en el Parque Kennedy de Miraflores, desde las 7 de la noche. 

Ahí nos vemos.

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