Hace una semana Anel Townsend terminó de enterrarse a sí misma políticamente al defender sin éxito -por enésima vez- los plagios en la tesis doctoral de César Acuña. Días después, sin embargo, la denuncia del robo intelectual de un libro completo parecía poner contra las cuerdas al candidato y muchos creían que Anel y compañía serían los primeros en abandonar el barco, pero no.

En una escena indescriptible, Acuña Peralta salió escoltado de prácticamente todo su nuevo séquito a asegurar que era coautor del libro que se le acusaba robar. Una versión indefendible que fue desmentida a los minutos por el profesor Otoniel Alvarado, autor real de la publicación.

Sin embargo la consigna parece ser la misma: cerrar filas -y ojos- en torno a César Acuña para defenderlo, apoyarlo, aplaudirlo. No importa, todo es válido, inmolarse y suicidarse profesionalmente también.

Pero como la figura de Townsend al parecer ha quedado bastante desgastada ante la opinión pública, desde Alianza Para el Progreso decidieron lanzar al ruedo a Vladimir Paz de la Barra, secretario nacional de dicha organización, que en entrevista con Cuarto Poder terminó prácticamente igual que la excongresista el domingo pasado: haciendo el ridículo.

Y es que nada más arrancar sostuvo que la denuncia se trataba de un refrito porque en 1999 también se dio cuenta de ella, acusando a El Comercio de estar detrás, aún cuando la misma Sol Carreño le increpó en su cara (qué roche) que la noticia a la que alegaba se había publicado también en La República.  

Otro de sus increíbles razonamientos apuntaron al por qué Alvarado no lo denunció antes si el libro fue publicado en 1999, algo que no resulta secundario teniendo en cuenta que así se haya dado hace veinte años o una hora, el robo intelectual se produjo. En ese sentido la analogía que utilizó Paz de la Barra resulta increíble.

"El libro es como el hijo de una persona, ¿si violas a tu hijo te quedas tranquilo?"

Pero con el correr de los minutos la discusión entre los periodistas y el escudero de Acuña se iba acalorando más y la calidad de los argumentos de defensa de este último, rozando con el cinismo.

"Nadie duda de la autoría de Otoniel Alvarado. Lo que pasa es que él le dice a César Acuña 'sabes qué, imprime esto y entra como coautor'. Es así como se produce (...) No es necesario que escriba una parte, basta con ponerse de acuerdo. En la vida real hay personas que escriben un libro y (dicen) 'quiero que tu intervengas también como coautor. Tú imprime los ejemplares, no tengo dinero suficiente', seguramente"

Es decir, según el razonamiento de don Vladimir, una persona puede escribir un libro entero conseguir a alguien con dinero que lo imprima, eso sí, bajo condición de ponerlo como si fuera también autor de la obra. Digamos que legalmente no haya forma de sancionarlo, pero... ¿es correcto? 

Pero si nos quedamos con el final de este penoso episodio ¿se podía esperar otro tipo de defensa del Secretario Nacional de Organización de un partido político que no sabe quienes integran la Dirección Nacional de Ética y Honor del mismo (es decir, quienes deberían de investigar este tipo de casos)?

Que pase el siguiente...


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