Fue una paliza en casa. Barcelona, en una gran exhibición, que en muchos pasajes del partido se parecía al cuadro multicampeón que dirigió Pep Guardiola, goleó 4-0 en el Berbanéu al Real Madrid, que no solo jugó mal, sino que acabó con diez hombres por la expulsión de Isco.
Madrid salía de arranque con James, Bale, Ronaldo y Benzema. Ninguno hizo el partido que debían hacer. Y desde el inicio del partido se empezó a notar la superioridad en todas las líneas del campo del Barcelona. Fue un baile redondo del cuadro culé.
El clásico español marcó además la vuelta a las canchas después de dos meses de Lionel Messi, quien entró en la segunda etapa pero lo suyo fue más simbólico, porque el Barza arrasó a su rival de la mano de Luis Suárez, quien marcó un doblete, Neymar e Iniesta, quienes no solo desplegaron su magia sobre el campo, sino que además anotaron los otros dos goles.
Para el Madrid fue una derrota humillante, mientras que el cuadro culé es más puntero que nunca de la Liga Española.
Cristiano Ronaldo fue el que más complicó a la línea defensiva del Barcelona. La más clara fue cuando el portugués apostó por su individualidad para sacarse de encima al argentino Javier Mascherano y exigir al chileno Claudio Bravo, quien respondió con soberbia a lo largo de todo el partido. El crack portugués no ocultó su frustración por el mal partido que hizo su equipo, que no tuvo reacción.
Antes del partido, en el estadio madridista se rindió homaneje a las 129 víctimas de los atentados yihadistas en París, que motivó que el clásico más visto del mundo se viva bajo un clima de tensión, con un megaoperativo policial sin precedentes en el fútbol español.
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