No era una broma de mal gusto. Para quienes despertaron este jueves con el comunicado de casi una página en El Comercio en el que cerca de un centenar de personajes avala los plagios de Juan Luis Cipriani, considerando que las denuncias solo son una 'innoble campaña que busca silenciar su valiente voz', quizá el hecho no haya resultado tan sorprende teniendo en cuenta los perfiles de los firmantes.

con él no es. cipriani parece que quiere evitar que  las gente se de cuenta de cuál es la verdadera campaña: su victimización.

Y es que es entendible que muestren su respaldo 'personalidades' como Luis Iberico -que hace unas semanas demostró su consecuencia echándole flores a la bancada que defiende la dictadura de los 90 a la que él mismo se enfrentó-, Luis Castañeda -que puso en un lugar protagónico de su investidura como alcalde de la capital de un estado laico a un representante de una representante religioso-, y hasta los ultraconservadores del PPC -que aplauden la teoría del embarazo inexistente de la violación sin lubricación-, o del fujimorismo -que siempre defenderán a un arzobispo dispuesto a hacerse de la vista gorda de la corrupción y violación de DDHH durante su régimen-. Pero, para muchos, la aparición de un par de nombres en la lista ha sorprendido y decepcionado: Marisol Espinoza y Daniel Abugattás.

Porque podría condenarse también el que se incluya al dueño y al director periodístico de RPP, la radio más escuchada del país; pero claro, se nos pasa cuando recordamos que somos el único país del mundo en el que un medio de comunicación de ese calibre le brinda un programa semanal -sin intervención del público- para que un cardenal se despache a gusto como si se tratase de un sermón. Asimismo, podríamos preguntarnos qué hace uno de los banqueros más importantes del país en la lista, pero cuando recordamos que el mismo se dio su escapada por aquella famosa salita del SIN, tampoco nos resulta tan sorprendente.

¿Pero qué hay de Abugattás y Espinoza? La vicepresidenta del país y un expresidente del Parlamento. Congresistas de la República. Representantes de un gobierno (desde sus inicios como proyecto político), que exigía respeto por la separación del poder público del confesional (aunque luego haya cambiado el discurso). Dos personajes que llegaron al Congreso, precisamente, alzando la bandera de la transparencia. ¿Acaso no les resulta vergonzoso la mentira, el plagio y la victimización del cardenal?

Marisol Espinoza ha optado por el silencio, pero Abugattás, fiel a su estilo, se ha defendido de quienes lo critican a través de redes sociales. De todos sus mensajes, nos quedamos con este tuit.

Interesante, pero ¿ha visto el señor Abugattás la forma en que nuestro excelentísimo cardenal 'ha reconocido su error'? En su carta enviada a El Comercio -dirigida a su director, no a los lectores-, Cipriani no reconoce el plagio sino 'la falta de espacio' que lo hizo obviar las comillas que debían indicar que el texto que utilizaba no le pertenecía. O sea, en buen cristiano -nunca mejor dicho-, le tira la pelota al diario por no darle el espacio suficiente para incluirla. ¿Eso es lo que hay que rescatar?

Días después, en su monólogo semanal de RPP, Cipriani intentaría bajar el tono frente al ridículo internacional que estaba haciendo, pero -como no puede son su genio-, al final terminaría intentando pasarle la pelota al resto. Es decir, 'pido perdón si es que no han entendido lo que he querido decir obviando citar a los autores originales'. ¿Algo así, no?

De manera ligera no han aceptado una carta que les envié, muy bonita, y que reitero diciendo que si ha habido una impresión de ellos de haber utilizado ideas sin citar las fuentes, mis disculpas. Y pienso que tenemos que tenemos que tener mayor grandeza de ánimo para saber con espíritu deportivo dialogar.

¿Eso debemos reconocer? Claro, pues. Si ha sido una palomillada, un sinquererqueriendo. Qué poco espíritu deportivo, por papá lindo, caray. ¿El señor Abugattás lo ha interpretado así? Por último, si así fuese, ¿en qué parte del dichoso pronunciamiento se explica que Cipriani cometió y reconoció dicho error? Respuesta: en ninguna.

No. El señor Cipriani, como siempre, pretende presentarse como una víctima. Que todo se trata de una campaña para callarlo. Para dejar de reconocer su aporte a la sociedad. Que cada vez que abre la boca señale a personas con orientación sexual distinta como ciudadanos sin derechos porque, según su religión, eso está mal. Que obliga a la mujer violada a llevar un embarazo, tenga la edad que tenga. Que pide que no se hable de los escándalos de pedofilia al interior de la iglesia que comanda porque 'es hacer leña del árbol caído'. Frase esta última que podría aplicarse tranquilamente a lo que piensa de su amigo Fujimori. Eso es lo que hoy se ha firmado.


Lástima que los señores Abugattás y Espinoza no se hayan dado cuenta, pero en tiempo de Internet, nunca falta quien se lo recuerde.



¿Es plagio o no es plagio?

Y cuidado con el argumento utilizado por Don Juan Luis para justificar su 'palomillada deportiva', que viene siendo rebotado por muchos de sus fans: lo dicho por los papas son enseñanzas de la iglesia y por tanto les pertenecen a todos y no hay plagio alguno en ello.

Cuidado. Porque aquí no solo hablamos de 'las enseñanzas de la iglesia'. A menos que el filósofo español Alejandro Llano Cifuentes o a Víctor Andrés Belaunde, también hayan cedido sus escritos a la 'iglesia' avalando así que todos, incluido Cipriani, los utilicemos como queramos.

No seamos envidiosos, ¿no? ¿Plagió? Sí, ¿y? No importa, ¿acaso no entendmos? Al cardenal lo quieren... haga, lo que haga.

Y no sabemos qué es peor.

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