El Senado brasileño aprobó el proyecto de ley de austeridad, una medida clave para que el gobierno de Dilma Rousseff intente proteger el grado de inversión de Brasil.

Aunque la votación representa un triunfo para Rousseff, el proyecto fue previamente modificado por la Cámara baja, donde los diputados votaron a favor de mantener los beneficios tributarios para varias empresas, como centros telefónicos, compañías de transporte y la industria avícola, entre otros.

Los cambios al proyecto de ley original del gobierno disminuyeron la generación de nuevos ingresos fiscales a 10,000 millones de reales (US$2,800 millones) al año, desde los 13,000 millones de reales previstos.

Como se sabe, la medida es parte de su campaña por revertir las medidas fiscales que buscaban estimular la economía durante su primer mandato, pero que mermaron las cuentas del gobierno y generaron temores sobre la solvencia financiera del país.

Pese a la poca confianza empresarial y del consumidor, la presidenta recibirá un 'apoyo' de los empresarios, aunque con intereses muy particulares. Las confederaciones nacionales del transporte, la industria y la agricultura, además de la Organización de Abogados de Brasil, están preparando un comunicado que aseguraría apoyo a las propuestas de Rousseff, según la agencia Bloomberg.

"No se trata de apoyo político, es un movimiento para asegurar la gobernabilidad y el estado de derecho de modo que Brasil pueda atraer capital extranjero", aclaró Robson Andrade, presidente de la Confederación Nacional de la Industria, a Bloomberg. 

De acuerdo con informaciones de Reuters, la presidenta se reuniría esta semana con los líderes de las mayores compañías del país en busca de apoyo para reactivar la economía.

Así, mientras la gobernante brasileña busca el apoyo de empresarios para enfrentar la crisis económica y, de paso, calmar los reclamos de la ciudadanía, éstos ven la oportunidad de lograr algunos beneficios con las medidas del gobierno. Además, ante cámaras han dicho que no están de acuerdo con el pedido de vacancia de la mandataria. ¿A Dilma le irá mejor que a Ollanta en su relación con los empresarios?