Un jugador que rompe la norma. Esta es la frase con la que muchos han descrito a Dustin Brown que, pese a su imagen relajada con sus coloridos collares, pendientes y peinado rastafari, logró eliminar a Rafael Nadal de Wimbledon, torneo en que el español se ha proclamado campeón dos veces en 2008 y 2010. Y no es la primera vez que lo vence. 

El alemán número 102 del mundo -hijo de un jamaiquino y una germana- se deshizo de Nadal en segunda ronda del “major” británico por 7-5, 3-6, 6-4 y 6-4 en dos horas y 34 minutos de juego y se prepara para enfrentar al serbio Viktor Troicki. Previamente, ya le había ganado al español el año pasado en el torneo de Halle, que se disputó también sobre hierba.

(efe)

“(Rafael Nadal) es uno de los mejores tenistas de la historia y, aunque ya le he ganado dos veces sobre hierba, no me gustaría enfrentarme a él en tierra batida o cemento. Ganarle es siempre especial”, dijo Brown en la sala de prensa del All England Tennis Club de Londres tras su victoria.

“Fue un encuentro muy complicado, pero me voy contento con mi tenis. Jugar contra Rafa nunca es fácil. Yo tenía un plan de partido, el mismo que en Halle, y volvió a funcionar. Quería sacarlo de su zona de confort”, añadió.

Y es que la historia de Dustin Brown, diestro de 1.96 metros de estatura, es una de esas que se sale de lo habitual en el tenis. Nació en Alemania, en una localidad de Baja Sajonia en la que tuvo que afrontar más de un episodio de racismo. A los 11 años emigró junto a sus padres a Jamaica, donde comenzó a dar sus primeros raquetazos mientras ellos trabajaban en una oficina de turismo.

El talento del joven Dustin y su deseo firme de convertirse en un profesional del tenis obligó a su madre Inge a conseguir por todos los medios ayuda federativa para contribuir con la formación de su hijo, pero ante la negativa de Jaimaica de apoyarlo, la familia Brown decidió pegar la vuelta a Alemania.

Una vez allí, concentraron una parte importante de sus ahorros en comprar una caravana -que solo tenía una cocina, un baño y tres camas- y recorrer Europa durante cinco años, en los que los tres vivieron con lo justo y Dustin pudo mejorar su tenis en varios países del 'Viejo Continente'. “Llegué a comer pasta un mes seguido”, admite el tenista en declaraciones reproducidas por El País.

Sin embargo, el esfuerzo de sus padres fue rindiendo frutos poco a poco. Obtuvo ayuda de la Federación Alemana y fue abriéndose paso en los challengers. Y en 2010, Dustin ingresó a lista de los 100 mejores jugadores de la ATP.

Pese a que aún no ha conquistado ningún torneo en su palmarés (su mejor ranking es el puesto 82), puede darse el lujo de decir que venció al otrora número del mundo en dos ocasiones y seguir escalando posiciones para ver si logra dar la sorpresa en la presente edición del Grand Slam británico.

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Con información de El País y foto de cabecera de EFE