Habrá referéndum en Reino Unido, en el 2016 o antes de que finalice el 2017. Propiciada por el primer ministro, David Cameron, la consulta popular a los británicos sería: seguir o no en la Unión Europea (UE). No, no es que Reino Unido tenga una crisis al estilo de Grecia; está muy lejos de eso, pero no está tan a gusto con las condiciones actuales. Por eso, el mandatario dio el paso inicial –la semana pasada– para renegociar los términos de su pertenencia a la unión.  

Sin embargo, esto no quiere decir que Reino Unido quiera salir de la UE. Es cierto que hay un gran sector escéptico respecto del euro y sobre todo de las decisiones de Bruselas, pero el primer ministro desea permanecer en la UE y, de acuerdo con recientes sondeos, buena parte de los británicos quieren lo mismo. 

¿Por qué entonces hay tanta preocupación entre los líderes europeos sobre la pertenencia británica a la comunidad? Hay dos problemas principales, ambos bastante separados el uno del otro. El primer interrogante es qué quiere Cameron realmente; el segundo es una cuestión mucho más amplia y fundamental: ¿tiene un país miembro de la comunidad derecho a volver a negociar las condiciones de su membresía?

david cameron se la juega con el referéndum / foto: es.euronews.com


¿Qué es lo que quiere Cameron?

Cameron está interesado en hacer un esfuerzo de mayor unión con Europa en aspectos relacionados con la energía o la tecnología, vistos como elementos básicos en la creación de un mercado eficiente. De hecho, espera que una modificación de los aspectos políticos y sociales de pertenencia a los Veintiocho no afecte el aspecto económico. En cualquier caso, el Reino Unido tiene grandes mercados fuera de Europa, y no depende, como muchos países europeos hacen, del comercio intraeuropeo.

Los cuatro puntos en los que desea un cambio tienen que ver con la competitividad, el equilibro dentro de la UE, la soberanía nacional y la migración de europeos de otros Estados miembros al país.

Para impulsar la competitividad, espera avances en temas como la finalización del mercado único y la mejora de la legislación. En cuanto a la llamada "agenda de la legitimidad", pide que se equilibre la relación entre los Veintiocho miembros de la UE y los 19 socios del euro. Por otro lado, aspira a recuperar soberanía nacional y apunta a que los parlamentos de los distintos Estados miembros puedan unirse para introducir modificaciones en la legislación comunitaria (Cameron está interesado en reducir el número de controles y leyes que se originan en Bruselas, sobre todo los referidos a materias sociales y económicas).

Estos tres temas son relativamente manejables y ambas partes pueden ceder, opinan los analistas políticos europeos, sin embargo, el cuarto –la migración– es más compleja.

Efectivamente, uno de los puntos más sensibles que ha enturbiado las relaciones del Reino Unido con la UE es la llegada de europeos de otros Estados miembros al país, según Cameron para aprovecharse de los beneficios sociales que ofrece (ciertamente, muchos inmigrantes han llegado al Reino Unido únicamente con el propósito de reclamar prestaciones sociales). Las fuentes recalcan que la inmigración interna en la UE hacia el Reino Unido ha sido muy superior durante la última década que en otros periodos, por lo que Londres reclama una revisión de esta situación.

En este punto ya se han pronunciado Angela Merkel y Francois Hollande. Ambos mostraron su rechazo a limitar la libre circulación. 

No obstante, Cameron busca una forma de limitar la entrada de trabajadores de la UE según su capacitación profesional. De hecho, los trabajadores británicos se quejan de que otros ciudadanos les quitan el puesto (cuatro de cada 10 encuestados consideran la inmigración como el problema más importante que enfrenta el país). La mayoría de los británicos está de acuerdo en que debe haber límites a la acogida de inmigrantes desde los países de la Europa oriental. 

Ni Alemania ni Francia quieren que Gran Bretaña abandone la UE, y lo más probable es que Cameron no insista en exigencias extremas. Aunque al final, por supuesto, es el referéndum que importa, porque el premier tiene que respetar su resultado. Merkel dice que todo tiene solución, que se pueden poner de acuerdo, y el primer ministro británico lo sabe. Veremos quién hace la jugada maestra en el tablero europeo.


(Foto cabecera: EFE)