La encíclica verde que el Papa Francisco publicó la semana pasada para “renovar la atención sobre la degradación ambiental”, no solo es una llamada de atención global. En el acápite Ecología de la vida diaria, el papa ha logrado sintetizar también los problemas generales y puntuales de la cotidianidad de las ciudades. 

“La belleza del diseño no es suficiente”, escribió Francisco para reflexionar sobre cuáles son los objetivos que se tienen que tomar en cuenta al pensar en una ciudad. Al haber dejado su limusina de lado, el papa esta vez ha tenido la credibilidad para hablar incluso del abuso de los carros y las ventajas y problemas del transporte público en las ciudades, un tema tan vigente en ciudades como la nuestra.  

Acá tres citas que describen su visión sobre el potencial de cohesión social que tiene la estructura y el uso de las ciudades:

Sobre el planeamiento:

"Teniendo en cuenta la interrelación entre el espacio donde vivimos y nuestro comportamiento humano, quienes diseñan edificios, barrios, espacios públicos y ciudades, deben basarse en las diversas disciplinas que nos ayudan a entender los procesos de pensamiento de las personas, el lenguaje simbólico y nuestras formas de actuar. La belleza del diseño no es suficiente. Más preciosos siguen siendo los servicios que ofrecemos a otro tipo de belleza: la calidad de vida, la adaptación al medio ambiente, y el encuentro y la mutua asistencia de las personas".

Sobre los carros:

“La calidad de vida en las ciudades tiene mucho que ver con los sistemas de transporte, que son a menudo una fuente de mucho sufrimiento para quienes los utilizan. Muchos coches, utilizados por una o más personas, circulan en las ciudades causando congestión, elevando los niveles de contaminación y el consumo de enormes cantidades de energía no renovable. Esto hace que sea necesaria la construcción de más carreteras y áreas de estacionamiento que estropean el paisaje urbano. Muchos especialistas coinciden en la necesidad de dar prioridad al transporte público. Sin embargo, algunas de las medidas necesarias no serán aceptadas fácilmente por la sociedad a menos que se hagan mejoras sustanciales en los propios sistemas públicos, que en muchas ciudades obligan a las personas a soportar condiciones indignas debido al hacinamiento, la incomodidad y la falta de seguridad”.

Sobre el espacio público:

“Es importante que las diferentes partes de una ciudad estén bien integradas y que los que viven allí tengan un sentido de la totalidad, en lugar de estar limitados a un barrio y no poder ver la gran ciudad que comparten con otros. Las intervenciones que afectan el paisaje urbano o rural deben lograr que los habitantes perciban el marco coherente y significativo que tiene ese todo para sus vidas. De esta manera los otros ya no serán vistos como extraños, sino como parte de nosotros”.
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