El viernes 5 de junio, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) decidió mantener hasta el 4 de diciembre la cuota de venta en 30 millones de barriles diarios, sin disminuir la producción, pese a la baja en los precios del crudo. 

Ese día, el secretario general de la OPEP, Abdullal Al-Badri, informó que el aumento de la demanda del oro negro deberá evaluarse para dentro de unos cuatro años, porque “si no tenemos inversión ahora, podremos tener escasez en un futuro, puesto que no todos los países están invirtiendo”. Y añadió que aún no se ha evaluado el tema de las cuotas individuales de cada país, pero “el grado de coordinación dentro de la OPEP, es lo suficientemente adecuado para diseminar cualquier duda e interactuar de manera consensuada y constante”, aseveró.

¿Si la OPEP perdió hace tiempo su hegemonía, por qué mantiene influencia sobre los precios frente, por ejemplo, al desafío del petróleo de esquisto (shale oil) estadounidense? 

De hecho, su decisión de continuar produciendo en abundancia apunta a no ceder más terreno ante esa industria. La OPEP extrae actualmente alrededor del 30% del crudo mundial (50% en 1980). ¿Continuará siendo el productor clave capaz de dirigir el mercado del crudo con sus decisiones?

Estados Unidos se convertirá en el primer productor de petróleo en el 2017, y buena parte de su crecimiento se deberá al fracking.

Al respecto, la agencia de noticias AFP consultó con varios analistas del sector. 

"El mercado norteamericano no actúa como un bloque único, y está extremadamente fracturado. Hay algunas empresas grandes, pero también hay muchas pequeñas, en especial en el sector del petróleo de esquisto",  Jason Schenker, presidente de la consultora Prestige Economics.

"En teoría, Estados Unidos podría convertirse en el productor decisivo. Pero en la práctica le va a ser muy difícil, porque cada compañía hará lo mejor para ella, bombeando al máximo, y no lo mejor para la industria norteamericana del petróleo en su conjunto. La OCDE está perdiendo cierta influencia respecto al mercado petrolero estadounidense, y en menor medida respecto a Rusia, pero sigue siendo una fuerza dominante, eso sí, no tan poderosa como antes", Fawad Razaqzada, analista de la plataforma web Forex.

"La OPEP tiene todavía una influencia muy significativa sobre los precios actuales", Myrto Sokou, de la consultora londinense Sucden Financial.


La amenaza estadounidense

Durante los últimos cinco años, la industria en Estados Unidos aprovechó los precios altos hasta la mitad del 2014 para desarrollar la producción de este petróleo no convencional, extraído de las rocas por fracturación hidráulica (fracking), mediante la inyección de una mezcla de agua, arena y productos químicos

De hecho, ese país produce actualmente 5 millones de barriles diarios de este tipo de petróleo, sobre un total superior a los 9 mbd, lo que lo hace menos dependiente de las importaciones del resto del mundo. Sin embargo, con su estrategia, la OPEP ha logrado durante los últimos meses frenar la progresión de la producción estadounidense.

"La extracción de petróleo de esquisto es mucho más cara que la del crudo convencional y se caracteriza por una caída muy rápida e inmediata. Mantener una producción elevada implica perforar constantemente nuevos pozos. Y necesita un precio elevado del petróleo para ser rentable. No se hubiera disparado si el crudo hubiera estado a US$20 el barril", Christopher Haines, experto en mercados energéticos de la consultora internacional Visiongain.


¿Un poco tarde?

El nivel actual de precios está por debajo de lo que requieren los miembros de la OPEP para equilibrar sus presupuestos nacionales. De hecho, las monarquías del Golfo no tendrán mayor problema debido a su ingente cuenta corriente. Sin embargo, Venezuela, Irak, Libia y Nigeria, tienen problemas inmediatos de flujo de capitales, y esperarán con ansias precios más altos.

En opinión de funcionarios iraquíes y venezolanos, que recoge la agencia, la responsabilidad  es de la OPEP, que no tomó cartas en el asunto en el momento preciso ante el avance del petróleo de esquisto. "Preferimos mantenernos en el nivel de confort de precios, por encima de los 100 dólares el barril, lo cual favoreció el desarrollo de estos campos de petróleo no convencionales", señaló Asdrúbal Chávez, ministro venezolano del sector.

Los próximos meses serán claves. A decir de los analistas, es poco probable que el barril alcance el umbral de US$40 necesario para terminar con la sobreabundancia de la oferta, por lo que este año se cerraría entre US$50 y US$70. Mientras tanto, el petróleo de esquisto seguirá destacando en Estados Unidos y todo indica que en un futuro no tan lejano se convertirá –consideran lo analistas consultados– en un mecanismo de equilibrio.