Mientras las autoridades estadounidenses desentrañan la mayor trama de corrupción en la historia del fútbol que implantó la FIFA, surgen dudas y preguntas sobre el futuro el máximo ente rector del balompié mundial.

Obligado por el escándalo y la presión, Joseph Blatter tuvo que anunciar su renuncia a la FIFA (cosa que además no será inmediata), pero ¿eso garantiza el fin de la corrupción en la organización? 

El suizo llegó hace 40 años a la FIFA y es su presidente desde 1998. Con media vida ahí, su rastro no se borrará de un día para otro. Acumuló un poder casi sin límites y tejió una red de incondicionales alrededor del mundo (Manuel Burga es uno de ellos). 

El reconocido y prestigiado periodista inglés Jhon Carlin (*) se pregunta: ¿cómo acabar con el Blatterismo si la FIFA blatterista es el Vaticano del fútbol en la época de los Borgia?

"La FIFA Blatterista es una mafia que, como buena mafia, ha invertido la mayor parte de sus ganancias para beneficio de 'la familia' pero ha tenido la astucia de hacer donaciones caritativas al vecindario para poder contar con su lealtad", escribió en el diario español El País.

Tras ese conciso pero preciso diagnóstico, esgrimió seis propuestas que a continuación resumimos:

1.- Eliminar la casta

Para limpiar la casa, hay que refundarla. Que todos los dirigentes que hasta ahora no han sido imputados por la justicia estadounidense tengan la mínima decencia de renunciar. Sobre todo si es un adlátere de Blatter (escuchaste, Burga)

2.- Transparencia en las cuentas

El secretismo en la FIFA es casi comparable con el del Vaticano. No le rinde cuentas a nadie. Eso ha sido el abono para la corrupción incubada durante décadas. Por ello debería abrirse y permitir un rígido control de sus cuentas y las ingentes cantidades de dinero que manejan. 

También debería ser público los sueldos y los gastos de los funcionarios de la FIFA. Nadie sabe a ciencia cierta cuánto gana Blatter pero, según gente que trabajó en el organismo, la cifra es cercana a los dos millones de dólares.

3. Fin del despilfarro

La FIFA debería dejar de gastar de gastar tanto dinero en consentir su burocracia dorada e invertir más en proyectos internacionales de utilidad social. Sobre todo si son un ONG, como dice Blatter.

4.- Límites a los mandatos

No se debería permitir que un individuo se eternice y, como consecuencia, se embriague y corrompa de poder. Es la historia de todas la dictaduras. Y lo de Blatter se parecía mucha a una.

5.- Votación abierta

Los votos en las elecciones presidenciales de la FIFA no deben ser secretos. Eso hace que administraciones como las de Blatter inviertan buena parte de sus ganancias en comprar conciencias en el vecindario para poder contar con su lealtad.

6.- Investigación interna

Blatter anunció que se iba, pero debería impulsar una honesta investigación interna paralela a la del FBI, para que se sepa si las manifiestas trampas a la hora de elegir a Alemania y a Sudáfrica como sedes mundialistas en 2006 y 2010 se repitió cuando el comité ejecutivo de la FIFA dio sus votos a Rusia y a Qatar para 2018 y 2022.


(*) John Carlin (Londres, 1956) estudió Lengua y Literatura inglesa en la Oxford University. Empezó su carrera periodística en 1981 como redactor de política y deportes y fue crítico de cine para el Buenos Aires Herald (Argentina). En 1982 asumiría la corresponsalía en Londres para The Times. Desde entonces ha sido corresponsal en países de todos los continentes para medios de todo el mundo. Ha realizado documentales y ha escrito varios libros, el último, Rafa, sobre el tenista español Rafa Nadal. Entre otros premios, en el 2000 ganó el Ortega y Gasset por un artículo para EL PAÍS sobre la inmigración en España.