En una entrevista de trabajo, la apariencia física, la raza o el género pueden llevar a algunos a conseguir un empleo por encima del resto que postula al mismo puesto y que, incluso, están hasta mejor calificados que los escogidos. La discriminación en el ingreso al mercado laboral no es una fea percepción, sino una triste realidad. 

El Comercio reporta que el Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (CIUP), a través de su página perusindiscriminacion.pe, ha elaborado varios estudios a lo largo de estos 10 últimos años en los que confirma científicamente este drama que afrontan miles de jóvenes que ingresan al mercado laboral de nuestro país.

De más está decir que la discriminación está prohibida por ley y está penada con cárcel en nuestro país. "Toda persona tiene derecho a la igualdad ante la ley. Nadie puede ser discriminado", señala la Constitución Política en su artículo 2 inciso 2A, mientras que el el artículo 323 del Código Penal castiga esta mala práctica con dos a tres años de cárcel (hasta cuatro si se trata de un funcionario público).

Los estudios elaborados por el CIUP contó con la participación de economistas, abogados, antropólogo y sociólogos como Francisco Galarza, Ljuba Kogan, Gustavo Yamada, Carlos Zelada, entre otros, y parte de ellos consistieron en entrevistar a jefes de recursos humanos y cazatalentos, con lo cual pudieron afirmar que "la discriminación es mayor en los puestos más altos", es decir, que el color de piel influye mucho al momento de elegir a una persona que ocupe un puesto de mayor jerarquía en las grandes empresas.

Otra investigación arrojó que la belleza física muchas veces superaba a la raza del postulante. Con apoyo del Ministerio de Cultura, enviaron currículos falsos de jóvenes con iguales méritos, pero con distinto look, apellidos que se asociaban al origen étnico y géneros. Los resultados fueron consternantes: el "bonito" tuvo 80% más probabilidades de ser llamados en relación con quienes no lo eran, mientras que el de raza blanca tuvo 50% más chances y el hombre 30% respecto a la mujer.

Para la antropóloga y socióloga Ljuba Kogan, esta triste realidad no pasa desapercibida por los jóvenes, quienes incluso saben que necesitan 'producirse' a través de diversas estrategias de 'blanqueamiento', a fin de mejorar su apariencia y destacar sobre el resto en las entrevistas laborales. Es decir, son conscientes de la importancia discriminadora de la apariencia en estas pruebas.

Pese a que en nuestra legislación existe una normativa para evitar la discriminación en los centros de trabajos, no existe una para la hora de postular. El abogado Carlos Zelada sugirió que el Ministerio de Trabajo y Promoción de Empleo introduzca en su reglamento la facultad de exigir a las empresas que, ante una denuncia por una supuesta discriminación, sean ellas las que demuestren que no realizan estas malas prácticas.

La apariencia física, la raza, el género y la orientación sexual no pueden ser elementos determinantes a la hora de elegir entre los postulantes. Eso es discriminación y debe sancionarse a las compañías que lamentablemente sigan realizando esta mala práctica en la que priorizan una cara bonita, un apellido rimbombante o el color de la piel, a las personas con mejores aptitudes y cualidades.

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