Por Juan Carlos Ortecho y Daniel Moretti de LaMula.pe 

Fotos: Ana Cabrera

Una tarde de invierno del año 2007, un chico de diez años llegó de la mano de su padre a la escuela de Muay Thai F-14 en Surco. El padre se había enterado que el niño era víctima de bullying en el colegio y decidió que llevarlo a que aprenda un deporte de combate era la mejor manera de solucionar el asunto. El niño se llamaba Gabriel Mazzetti y no estaba muy convencido de esta nueva empresa, pero pronto descubrió que tenía un talento innato para la actividad. Siete años después sería campeón mundial juvenil en Malasia. Ya no hay persona en el mundo que se atreva a “bullearlo”.      

Lamula.pe visitó a Gabriel en el mismo gimnasio al que lo llevara su padre siete años atrás. “En ese entonces estaba gordito”, nos confiesa el campeón mundial. Eso y el hecho de que era tímido y de pocas palabras hacía que algunos niños de su edad pensaran que tenía un temperamento débil.

Pronto quedaría demostrado que Gabriel era cualquier cosa menos un debilucho. Del gordito con escasa pinta de deportista solo queda una foto antigua en su DNI amarillo (todavía es menor de edad). Pero la timidez la conserva, y es un chico de pocas palabras.

“Al comienzo no me gustaba mucho esto. Pero aquí siempre me incentivaban, me decían: “tú golpea fuerte, vas a ser grande”. Al poco tiempo ya me gustaba entrenar, pegar fuerte y desfogarme”.

Y pegar fuerte es lo que hizo Gabriel en Malasia en el marco del campeonato mundial juvenil de la IMFA (Federación Internacional de Muay Thai Amateur, por sus siglas en inglés) a principios de mes en Malasia. Así, se coronó campeón en la categoría de 71 kilos venciendo al lituano Martynas Jasiunas. La magnitud del triunfo queda en evidencia con el hecho que Jasiunas tenía veinte peleas previas realizadas y Mazzetti solo dos. Para acceder a la final antes había vencido al ruso Illias Iliasov y al turco Mehmet Ceylan.

Gabriel, sentado al lado de su entrenador y mentor Rodrigo Jorquera –ex campeón sudamericano y fundador de la escuela F-14 en el 2001– cuenta que para este logro fue fundamental viajar antes a Tailandia:

–Eso nos sirvió para agarrar buen nivel. Nosotros estábamos muy bien entrenados, fuimos a Tailandia y nos afilamos, dice el campeón mundial.

Su gratitud hacia Jorquera es evidente y en todo momento se refiere a él como “nuestro maestro”. El padre de Jorquera también participa de la charla y bromea con Gabriel. Da la sensación que no estamos en el entorno de una escuela, sino más bien en el de una familia.

Le preguntamos a Gabriel qué expectativas tiene a futuro:

–Ahora acabo de ganar el mundial, pero pienso entrenar el doble de fuerte para seguir logrando mis metas. Mi objetivo es no dejar de entrenar y ganar.

Rodrigo Jorquera añade que el objetivo a corto plazo son los Panamericanos del 2015 a realizarse en Toronto, Canadá. También han empezado a pensar en el mundial del siguiente año que está vez se llevará a cabo en Brasil.

–Esto no es como otros deportes, para ir al mundial, la Federación tiene que pagar los pasajes y un derecho de participación. El IPD nos viene apoyando en eso, también mucha gente independiente que saca de su bolsillo, yo mismo lo apoyo a Gabriel –cuenta Jorquera.

El mentor de Mazzetti también dice que existe un proyecto de entrar a los Panamericanos 2019 como deporte de exhibición, ya que el Muay Thai está a punto de ser reconocido por el Comité Olímpico Internacional. La idea de trabajo, si queremos tener una potencia grande, es tener a los peleadores afuera, en ritmo de competencia, explica Jorquera.

– Si nos conformamos con solo la competencia local, que es muy escasa, es como querer ir al mundial de fútbol jugando fulbito en la esquina- sentencia el entrenador.

Gabriel escucha atentamente a Jorquera, pero se distrae con la llamada de unos amigos que han llegado a la escuela F-14. Se disculpa y sale al encuentro de ellos, con quienes bromea. Es campeón mundial, pero en algunos aspectos sigue siendo el chiquillo de diez años que llegó con recelo a practicar deportes de combate. La diferencia es que ahora se siente en casa y está haciendo lo que más le gusta en la vida.

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