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El #DíadelLibro: esperanza, descuentos y amargura

De cómo en las redes sociales se recibe este día, el cual evoca miles de experiencias y realidades sobre la lectura.

Publicado: 2014-04-23

Para muchos este día puede ser una gran oportunidad para abrir ese empolvado y olvidado libro del estante, para otros, reflexionar sobre el país post-resultados-de-la-prueba-Pisa. Algunos critican que este día es puro nombre, un día más de algo en el año. Otros, ilusionados, creen en los libros y sus mundos y fantasías, el libro que te hace 'volar'. Otros, no dicen nada, porque es como respirar, y para qué pensar en ello. Se dan varias actitudes frente a este día.

1) La esperanza, el sueño y la fantasía

Compartes una imagen con una frase apologética sobre la literatura y los libros, o una imagen que expresa una metáfora sobre la experiencia de lectura. Sueño, fantasía, otros mundos, lo verdaderamente importante, imaginación, libertad, abrir la tapa y que empiece la función. La ilusión de leer y el fetiche del libro. Un saludo a todos los Quijotes y Dulcineas. Algunos pueden considerarlo como el modo simple de seguir con una tendencia en redes, una pose afectada, aunque para otros, es una buena oportunidad para apreciar el aura agradable de su existencia (no olvidar el libro predilecto, el que marcó).

2) Sarcasmo, amargura y crítica

Sostienen que la realidad del país es muy crítica, en relación a la formación lectora, por eso no tiene sentido un día así cuando existe una problemática en la calidad de lectura de los jóvenes, que repercute en la cultura de nuestra nación.  Burla: en vez de celebrarlo en redes, ponte a leer. Esto es tan solo una moda. Pensamiento crítico por sobre todo. Hay libros que son libros dignos de leer y otros que no. #Spamliterario en redes. No se olvidarán jamás del informe Pisa. Pesimismo entremezclado de ironía. No caben libros de autoayuda y superación personal dentro del saco de sus  valoraciones positivas.

3) Descuentos y más en nuestras librerías

Compra un libro. Compra, gasta. No hay pierde en esta inversión. Las librerías  deben aprovechar y proseguir con la lógica avasalladora del mercado. Aquí no existe estética prevalente: importa la adquisición. Las librerías se vuelven supermercados. La cultura del libro sonríe con sus encillas mercantiles. Sin embargo, es muy difícil de rechazar críticamente esto: si los libros ofrecen mundos, educación, experiencias nuevas, estimulan la imaginación, cómo no vas a ir a comprar un libro. No importa si has dejado a medias uno, no importa si habías organizado tu presupuesto para el mes, es la red tirada al mar a ver qué peces cogen, pues, qué se pierde, no se puede ser crítico si es un libro!

4) La procesión va por dentro

Científicamente, no se puede describir y analizar lo que no es observable a nivel fenoménico. Sin embargo ahí están: miran los tres puntos anteriores, y de repente pueden comulgar con recelo con alguna de las actitudes, o con dos o tres. A pesar de ello prefieren mantenerlo en silencio. Quizá sea una política de ser en redes sociales. Leen, tienen sus libros esperando ser leídos. Su vicio, ocio, pasatiempo o formación se mantiene los otros 364 días del año, y quizá luego de leer este texto, piensen en decir algo al respecto. 

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Escrito por

Daniel Ávila

avilamonroydaniel@gmail.com


Publicado en

Redacción mulera

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