Gastón Acurio ha descartado su postulación presidencial en el 2016. Ha rechazado el rumor que se tejía en círculos empresariales, políticos y periodísticos. Pero aún estos círculos no le terminan de creer. 

Acurio retó a quienes aseguran una inminente candidatura a que coloquen una cámara las 24 horas en su casa para que comprueben que no tiene gente trabajando en ningún "proyecto político". 

En las últimas semanas, Acurio pasó a ser la piñata preferida de los puyazos apristas. García temía que el capital de empresario éxito y liderazgo que ha cosechado el chef peruano pusieran en riesgo su ansiada tercera permanencia en el Palacio de Pizarro. 

García cree ahora que "colosamente" su camino se allana. Los peruanos suelen ser olvidadizos, pero deben pasar más de cinco años para que eso suceda. Por ahora, las posibilidades del expresidente según todas las encuestas son reducidas.

El periodista Augusto Álvarez Rodrich ha escrito en su columna de hoy en La República:  "Es curioso que al peruano con más credibilidad no le crean cuando dice que no postulará, aunque eso no es un problema de Gastón sino de la desprestigiada política peruana". Álvarez tiene razón cuando señala que personajes como Gastón o Mario Vargas Llosa son valiosos haciendo política desde fuera de ella.

Coincide con él, el politólogo Santiago Pedraglio quien también se ha referido al tema en su columna de hoy en Perú 21: Queda claro que personas como él colaboran infinitamente más que la gran mayoría de políticos en la construcción de un país democrático, moderno y con una explícita voluntad de inclusión y de reconocimiento de que la calidad puede estar en un restaurante de lujo, pero también en una carretilla o un huarique".