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Recordando el legado de Sebastián Salazar Bondy

Fue uno de los intelectuales peruanos más importantes de los años sesenta. En 2014 no solo se celebra 90 años de su natalicio, sino también 50 de su memorable ensayo 'Lima la horrible'.

Publicado: 2014-02-01

Es bastante probable que el nombre de Sebastián Salazar Bondy (1924-1965) no sea uno de los que más recuerde o tenga presente la mayoría de las personas en estos tiempos. 

Esto, a pesar de que durante los cuarenta, junto con Jorge Eduardo Eielson, Javier Sologuren, Blanca Varela y Fernando de Szyszlo, Salazar Bondy fue no solo un asiduo visitante de la peña "Pacho Fierro", punto de encuentro en torno a la figura de José María Arguedas, sino también uno de los escritores con mayor proyección dentro del circuito limeño. 

O que ya en los cincuenta un joven Mario Vargas Llosa encontrase en él una figura modélica. Era una época en la que la actitud y el compromiso de los escritores se hallaba en constante debate ante la cercanía de la revolución. Por ello, Vargas Llosa le terminará dedicando la edición definitiva de su libro de cuentos Los jefes.

Poeta, dramaturgo, periodista y crítico de arte, Salazar Bondy fue en síntesis el extraordinario animador cultural de su generación. Pero si hoy en día no habita en el completo olvido es —injustamente, considerando lo nutrido de su producción— por un único libro: Lima la horrible

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El ensayo Lima la horrible fue publicado originalmente en México, en 1964. Salazar Bondy tomó el título del libro de una carta que escribiera el poeta César Moro. De allí que el fragmento en el que figura la frase sea utilizado como epígrafe.

Alguno de sus estudiosos señala que ningún editor peruano quiso correr el riesgo de publicarlo por su tono combativo contra la oligarquía limeña. Sin embargo, el libro se convirtió con el tiempo en una obra de gran impacto, como pocas veces ha ocurrido en el Perú. 

La primera edición peruana aparecerá apenas unos meses después de la mexicana. Esto fue posible a través de la colección Populibros, un proyecto que buscaba la masificación de la lectura y que era dirigido por el poeta Manuel Scorza. Si bien no contó con las fotografías (tanto de Carlos "Chino" Domínguez como de Jesús Ruiz Durand) que originalmente acompañaban sus páginas, el libro fue un éxito de ventas. 

Por otra parte, el título del libro pasará a integrar el lenguaje colectivo para expresar —podría decirse que con precisión— el desencanto de los propios limeños para con su ciudad. No es de extrañar, entonces, que hasta ahora, cada vez que se quiera resaltar el caos de la capital, se la califique de horrible.

(Prueba de ello es el siguiente comercial de pinturas que se difundió meses atrás por la televisión local).

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El argumento principal sobre el que se organiza el ensayo de Salazar Bondy es el siguiente: la oligarquía (o las "grandes familias", como también les llama) busca celebrar un pasado de obvio matiz hispanófilo, no tanto por un afán reinvidicador de una cultura determinada, sino por una necesidad de supervivencia. 

Es así que, desde el arte o desde la política, se trate de sugestionar a las masas, y hacerles creer que ambas clases (oligarquía y pueblo) son poseedoras de una misma tradición. De esta forma se mantendrían aquellas estructuras de poder que tanto les convenía. 

Lo interesante del libro es que lleva a cabo un análisis de la sociedad limeña en sus más diversos aspectos. No se detiene en textos literarios o científicos, más bien, interpreta gestos, hechos, situaciones (los usos del término "huachafo", la música criolla, el estilo neocolonial en la arquitectura y la figura de "la tapada" pasan por el ojo de Salazar Bondy).

La denuncia de aquel corrupto circuito, al que Salazar Bondy denominará como el mito de la "Arcadia colonial", provocará no solamente la reacción de un sector de intelectuales y políticos de la época, sino que será el punto de partida de lo que derivará, a través de los años, en un proceso de cuestionamiento y crítica respecto a las tradiciones y a la identidad de Lima en el siglo XX.

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La lectura de Lima la horrible nos presenta una Lima que, en términos concretos, no coincide con la de ahora. En el ensayo, como bien señala el crítico Marcel Velásquez, no se menciona a las barriadas que ya por esos años habitan los cerros alrededor de la ciudad, y que hoy son barrios enteros; y el Centro no tiene la misma significancia de entonces, pues ya hace mucho que dejó de ser el corazón de la urbe, debido a que los grupos de poder se terminaron trasladando a otras zonas. 

Sin embargo, sí coincide con otra Lima. Una Lima mental que se emplaza y se expande sobre la constante anulación de la memoria colectiva. Si en el ensayo el pasado es construido para meros intereses particulares de una clase, en la actualidad, el pasado es construido —y conservado— solo en aquellos entornos que lo permiten "explotar" adecuadamente.

El rescate del pasado de Lima —como ya se ha comenzado a dar a partir de algunas iniciativas públicas y privadas— es una solución para acabar con el conflicto que se haya instalado en el corazón de sus habitantes: demostrar que sí existe un vínculo entre ellos —nosotros— y el territorio que los cobija.

Por eso, Lima la horrible nos puede ser muy útil hoy. Además que nos permite acercarnos a la obra de uno de los pocos intelectuales comprometidos que se tuvo en el Perú: Sebastián Salazar Bondy.


Escrito por

Paulo César Peña

Literatura. Historia. Arte. Lima. Y también dibujo ciudades en mis ratos libres. @dinamodelima


Publicado en

Redacción mulera

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