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demandantes contra la proposición 8.crédito foto:  ap

Mismo sexo, mejor economía

Un primer acercamiento a la unión civil entre parejas homosexuales y su impacto en la economía. La reciente experiencia estadounidense.

Publicado: 2014-01-30

Para la comunidad homosexual de Estados Unidos (EEUU), el 26 de junio del 2013 fue un día histórico.  

Dos famosos casos que fueron elevados ante la Corte Suprema, provocaron este emblemático acontecimiento para el colectivo en mención: Hollingsworth versus Perry y el Estado versus Windsor. El primero, desafiando a la Proposición 8 del Estado de California; el segundo, poniendo en entredicho la Ley de Defensa del Matrimonio (o DOMA por sus siglas en inglés).

En el dictamen de la Corte, una sección de la DOMA que definía al matrimonio como la unión legal exclusiva entre un hombre y una mujer fue declarada ‘inconstitucional’ por la máxima instancia judicial de EEUU, dejando abierta –aunque de forma ambigua-, la potestad por parte de un Estado federal, de validar una relación entre parejas del mismo sexo.


Ambigüedades de la ley

El texto aprobado por la Suprema, dirigiéndose a los gobiernos federales deja ver que, respecto a la unión civil y su implementación '...si creen conveniente se aplica el enlace desde lo legal, caso contario no’.

Otro mensaje derivado del dictamen a modo de porfía fue de carácter semántico: en el texto, no se visualiza la palabra ‘matrimonio’ en estricto sentido porque el sustantivo correspondería a un vínculo legal entre un hombre y una mujer. Se usará ‘unión legal’ en su lugar. La Corte con esto, despeja del panorama al puritano espíritu estadounidense que aún persiste en muchos sectores de la sociedad. 

No obstante a estos amagues de la Corte, se logró que la unión o vínculo civil entre personas de la comunidad gai o lésbica puedan tener la puerta abierta de cara a una relación legal de convivencia, reconociéndose de soslayo por parte de la máxima instancia, un derecho del colectivo homosexual.


Números iniciales en los Estados Unidos

Un estudio preliminar realizado en el 2013, por el Instituto Williams de la Universidad de California, refiere que en los EEUU viven 650 mil parejas homosexuales. De ese total, poco más de la mitad estaría dispuesto –en los próximos tres o cinco años- a legalizar su compromiso vía la alianza civil. En palabras de Lee Badgett, investigadora a cargo del estudio “…de acuerdo a nuestra oficina de censo, cerca de 650,000 parejas del mismo sexo que viven juntas en los Estados Unidos en estos momentos”.

En trece de los cincuenta estados del país ya se implementó la plataforma legal para reconocer el derecho al vínculo reglamentario de convivencia del mismo sexo, uniéndose legítimamente –durante los últimos tres años- un aproximado de 100 mil parejas del total mencionado por Badgett.

Esto dejaría un margen de alrededor de 225 relaciones de la comunidad gai y lésbica que aún no están legalmente casadas, pero sí dispuestas a hacerlo en los años venideros si la situación lo amerita. Esta suerte de agenda pendiente de 225 parejas es un número de oro para Badgett.


alegría en día emblemático. crédito foto: ap


Cuestión de amor y….de calcular caja: el micro cosmos de las bodas

De acuerdo al estudio, la media de gasto en California de una boda (sea homosexual o heterosexual) es de US$25 mil. Formato premium a austero, números más, números menos, pero lo cierto es que existe una industria en las bodas, sobre todo en un país como Estados Unidos donde el tópico matrimonio hasta se ha convertido en un sub género medianamente ‘pegajoso’ del Hollywood.

US$25 mil, otro ‘número áureo’ del estudio.

Si al gasto de flores, fotógrafo, músicos, salón de baile, ropa, calzado, viaje de bodas, cena y otros arreglos se le suman actividades conexas, el impacto económico toma más poder, más cuerpo.

Badgett se pregunta ¿qué pasaría si uno de los novios es nativo de otro Estado? Lo más lógico es que familia y amigos tendrían que desplazarse al Estado donde se va a desarrollar la boda.

Yendo más allá de la boda, otro tanto pasaría por el tramo inmobiliario, bienes de consumo, servicios financieros, turismo, entre otros.

De momento, no hay grandes números, sólo un aporte pequeño de una industria de formato chico. Tiene sentido, sin sonar a crudeza es una ‘actividad nueva’ y necesita madurar en montos o cantidades. Además, el estudio estadísticamente tomó números más conservadores, simulando que al gasto por boda se le reduce un 25% de la cifra mencionada.


Pasando lista

El Estado de Massachusetts, lleva cinco años reconociendo la unión civil ante la ley de individuos del mismo sexo. La ganancia en la industria de bodas para el quinquenio fue de US$111 millones. Nada mal tratándose de un Estado pequeño.

Solamente en la ciudad de Nueva York, en el Estado homónimo, en el 2010 cuando se aprobó la ley de unión civil, las ganancias sólo en el segmento bodas rentabilizaron US$260 millones durante el primer año para la urbe. De nuevo, nada mal sobre todo porque EEUU estaba saliendo de una crisis financiera sistémica.

Se decía que quedaban 225 mil parejas potencialmente ‘casaderas’. Si efectivamente se tomará un cuarto del costo normal por boda, esta industria de matrimonios facturaría para los próximos tres años la suma de US$1.4 billones.

Es seguro que esta cifra no es tan grande o relevante para una economía como la estadounidense pero ciertamente, otorga pistas de lo que podría ser el impacto del casamiento igualitario en otros sectores de la economía. Demanda agregada vía gasto, sería dos indicadores críticos a estudiar en este segmento por los próximos años.

El reto es efectuar un ejercicio parecido en Perú, usando proyecciones, indicadores o estimaciones un tanto forzadas claro está. ¿Por qué a empujones las cifras locales? pues las cifras en el país barroco y sumido aún en el siglo XVIII conocido como el Perú, siguen escondidas.

crédito foto: ap


‘Peros’ y ‘contras’

El análisis del Instituto Williams revela que se podría correr peligro de ingresar a una ‘trampa presupuestal´ con la expansión de población la unión civil. Mayores cuotas de ayuda, asistencia pública y beneficios sociales para parejas gais y lésbicas y otras personas vinculadas a colectivos homosexuales, que deseen acceder a un régimen legal de convivencia podrían generar mayores gastos corrientes del gobierno ya sea estatal o federal.

…estos derechos pueden ser costosos",    infiere la investigadora Lee Badgett.

Pero también, el análisis relativiza este fundamento puramente presupuestal y lo hace por tres vías:

Primero, de acuerdo a la tesis del Instituto Williams, la comunidad homosexual suele ser menos propensa a generar gastos que sus pares heterosexuales. Aquí un tema clave es evidentemente, el descanso por maternidad. A menos que se adopte. En segundo término, un incremento en actividades no solamente vinculadas a bodas, sino a hipotecas, consumo masivo y demanda agregada por bienes y servicios generadas por parejas del mismo sexo, debieran dinamizar el impuesto a las ventas y con esto compensar el ´posible’ desequilibrio fiscal. Tercero, el estudio es conciso y envía un mensaje muy sencillo y claro: el Estado también tiene que hacer su tarea respecto al presupuesto y los recursos que lo financian.

Un resquemor político y presupuestal con sabor a prejuicio tiene que ver con el gasto en salud. No obstante, el estudio de Badgett revela que “Hay evidencia de que las parejas con derecho a contraer matrimonio del mismo sexo tienen una mejor salud y esto reduciría costos en prestaciones. En Massachusetts, un estudio mostró que los hombres homosexuales en una clínica de salud tenían menos citas y los costos eran más bajos después de que se legalizó el matrimonio gai. Y lo interesante de este estudio fue que no era sólo para los hombres que estaban con pareja, sino también a los hombres que estaban sin pareja”. Otro tanto agrega: “En Europa, un estudio demostró que las infecciones de transmisión sexual disminuyó en países que tenían algún tipo de reconocimiento legal de parejas del mismo sexo. Y un estudio muy reciente en California del que yo soy coautora, muestra que el matrimonio y la pareja de hecho se asocian con una menor angustia psicológica para las personas lesbianas, gais y bisexuales. Así que estos son tres principios bastante precoces que sugieren que no es probable que hayan consecuencias a largo plazo”.

Todas las señales apuntan a que el impacto económico de la unión civil legal igualitaria tendría un efecto en cadena en las finanzas privadas y públicas. Lo más probable es que sea la demanda agregada a través del consumo quien genere el dinamismo de gasto de una nueva y alternativa clase media de casados.

Queda como pregunta en el tablero: ¿qué sucedería si se realiza el mismo ejercicio localmente? ¿Se podría acelerar el consumo? ¿Habrían nuevos ‘actores’ en la economía y sociedad peruanas que demanden más bienes y servicios?

Lo dicho: esperemos que –al menos en Perú- las cifras o estadísticas salgan del clóset y lo hagan sin miedo, valientemente.


Escrito por

Eduardo Recoba Martínez

Economista, periodista, docente. Corresponsal para Latinoamérica de iForex financial news, consultor y analista. Sígueme en @eduardo_recoba


Publicado en

Redacción mulera

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