A pocos días de cumplirse 31 años de la masacre de Uchuraccay, ocurrida el 26 de enero de 1983 en Ayacucho, los familiares de los ocho periodistas asesinados denunciaron que aún no han encontrado justicia. 

“Le pediría al presidente Ollanta Humala tome cartas en el asunto. Mucha gente no nos entiende porque no vivieron esta experiencia. No hay justicia, el crimen sigue impune y eso es una vergüenza. Están traicionando la memoria de mi hijo”, manifestó en Radio Exitosa Gloria Trelles de Mendívil, madre del periodista Jorge Mendívil, quien fue asesinado a los 31 años. En la misma línea, Eudosia Reynoso, viuda de Félix Gavilan, aseguró también que seguirá buscando justicia.

El 2010 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) declaró admisible la petición presentada por los familiares de las víctimas, quienes alegaron violación por parte del Estado peruano de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, tras responsabilizarlo de las muertes por una supuesta participación de militares en los hechos. 

Los familiares también acusan a las autoridades judiciales de no investigar la presunta participación de fuerzas del orden en la masacre, ni las irregularidades durante los juicios penales que siguió el caso.

Víctimas de la masacre de Uchuraccay fueron también los periodistas Willy Retto, Jorge Sedano, Eduardo de la Piniella, Amador García, Pedro Sánchez, y Octavio Infante, y el guía Juan Argumedo, de origen ayacuchano. Ellos fueron asesinados por comuneros, que habrían actuado instigados por miembros de la Marina de Guerra del Perú.

Los periodistas viajaban hacia la localidad de Haychao, como parte de una investigación sobre presuntas ejecuciones y desapariciones forzadas de campesinos por parte de las fuerzas armadas.