Es el mes de las reapariciones. Al igual que Fidel Castro se hizo presente en un estudio de arte en la Habana, Bashar Al Assad, presidente sirio, se mostró ante las cámaras tras participar en una fiesta musulmana, en el noroeste de Damasca, bajo el contexto de la celebración del natalicio del Profeta Muhammad.

La mezquita 'Al Hamad' recibió al mandatario sirio y a varias autoridades del país, entre las que figuraron: Ahmed Badredin Hasun, máximo líder religioso del país, Wael Nader Al Halqi, primer ministro, y Mohamed Yihad Al Laham, presidente del parlamento.

En la ceremonia, el ministro de Asuntos Religiosos, Mohamed Abdel Satar, comparó la imagen del Profeta Muhammad con la de Al Assad, cuyo pueblo -según dijo-, lo ve como "la única persona que puede parar el derramamiento de sangre y reconstruir el país para continuar con la vía de las reformas".

En el mismo discurso, Abdel Satar calificó a los grupos rebeldes del conflicto sirio como 'enemigos de Allah (Dios)', y se felicitó porque estos se enfrenten ahora entre ellos.

Al final del evento, Al Assad se tomó un tiempo para saludar a los asistentes y compartir un rato con ellos.