El tema israelí-palestino desata pasiones porque se trata de un conflicto central que de solucionarse algún día, dejaría sin argumentos a los radicales que desde el Medio Oriente buscan siempre una justificación para atacar a Occidente. 

¿Es un conflicto político o religioso? ¿Se habla de un choque de civilizaciones, como lo planteó Samuel Huntington, a partir de las diferencias entre musulmanes y judíos?

El conflicto israelí-palestino es político porque se da a partir de la decisión de dividir el territorio llamado Palestina en 1948, lo que debió derivar en la constitución de dos países. Israel para los judios y Palestina para los árabes.

La visita del secretario de Estado John Kerry a Jerusalén, en un nuevo intento por acercar posiciones entre ambos lados, es una muestra más de la voluntad de Estados Unidos por cerrar el capítulo más doloroso en la historia contemporánea del Medio Oriente.

"Muy pronto llegará el momento en el que los líderes (israelí y palestino) deberán tomar decisiones", declaró Kerry en Jerusalén.

El secretario de Estado señaló que el objetivo de su nuevo viaje es "reducir las diferencias para llegar a un acuerdo marco" que incluya "pautas acordadas" y poder resolver el conflicto. 

El problema pasa por resolver asuntos de fondo que Israel no está dispuesto a aceptar mientras no exista, según ellos, un interlocutor válido entre los palestinos que tienen dos gobiernos: El formal de Manhmud Abbas en Cisjordania. Y el de facto, pero no menos influyente, de Hamas en la Franja de Gaza.

Lo que falta resolver:  delimitación de fronteras, mecanismos de seguridad, la división de Jerusalén y el futuro de los refugiados palestinos que dejaron sus tierras en 1948.

¿Podrá John Kerry acercar posiciones? Que se sienten en una mesa de negociaciones es un punto a favor de a administración Obama. Pero los temas de fondo deben trabajarse a largo plazo.