La historia que gira en torno a esta comunidad ayacuchana ha sido contada en tantas oportunidades, pero aun al día de hoy no termina de ser comprendida: el 26 de enero de 1983 ocho periodistas fueron asesinados por los pobladores de la comunidad campesina de Uchuraccay. 

La comisión investigadora -encabezada por el escritor Mario Vargas Llosa, y asesorada por un grupo de antropólogos- intentó explicar los acontecimientos, pero cayó en una serie de prejuicios e inexactitudes que, de alguna manera, contribuyó a que se instaurara una ominosa sombra de culpa y recelo sobre los habitantes de la región. 

Transcurrido el tiempo, con las heridas aún abiertas, la historia de Uchuraccay comenzó a ser reelaborada por sus sobrevivientes. Treinta años después, Franz Krajnik, integrante del colectivo El Aleph, preparó el siguiente ensayo fotográfico para indagar sobre el reto de vivir en el presente cargando inevitablemente el peso del pasado. Para el artista, la comunidad se halla en un periodo de tránsito, en un genuino tiempo intersticial entre la muerte y la génesis de esos dos Uchuraccay. 

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