La mutación de los instantes detenidos por el cuerpo
Rafael Espinosa presenta Hoyo 13, novela barrial. (Librería inestable 2013)
Hay momentos vacíos que el cuerpo convierte en experiencias propias, secretas, inocuas. Por ejemplo repetir el ruido que hacemos con la garganta hasta crear un orden o secuencia, mover el brazo de manera diferente creando una elipsis en su propia repetición, decir una palabra sin sentido y olvidarla para siempre. Todo esto puede generar un ensayo interior que busque existencialidad en esos mismos movimientos a los que nadie presta demasiada atención y que muchas veces son más que sospechosos.
Cuando hay silencio en una cabeza esas cosas pasan y esas acciones parecen ser el registro de un cuerpo detenido pero expiando sus mismos movimientos suspendidos (a pesar de la contradicción). Todo es desechado ante la realidad cuando ésta nos pone a un otro al frente y debemos regresar a lo convencional de nuestras acciones de acuerdo a sus funciones. Las palabras sin sentido regresaran en otro momento.
Hoyo 13, novela Barrial, último poemario de Rafael Espinosa, recoge esos momentos y los presenta agrupados como extraños instantes, eligiendo el lenguaje escrito como una manera de exhibirlos. De ese modo el libro puede leerse como una performance a través de un objeto que se transforma en la repetición física del cuerpo del narrador dentro de la ficción y se conduce a su portador: el lector que escucha las palabras sin sentido en discurso, el coro imaginado de mil gargantas locas que comienzan en una sola, apropiándose físicamente de un momento unipersonal.
“Son mini episodios sin expectativa. No están conectados a pesar de una idea narrativa por el nombre: Novela barrial. Hay personajes que reaparecen, un itinerario pero son experiencias subjetivas abscritas a la idea de barrio. El personaje va de la plaza a la verdulería marcando un barrio, locaciones. Visita a la chica con la que se acuesta, se corta el pelo, va al cine. Se sienta en una plaza y va a su casa a domir… Apatía. Lo de novela es un juego. Se llama novela barrial pero no hay narrativa. Es decir la narrativa es violada. El personaje se mueve por lugares en los que ocurren cosas intrascendentes. Es una complicada geografía complicada que de fuera se ve representada por su tránsito dentro del barrio. Del cine a la amante, de la amante a la plaza, de la plaza a su propia cama y a la vida monótona de siempre” comenta Rafael Espinosa quien ha publicado más de diez libros, sin emabargo dice “Reconozco solo los últimos cinco, los otros….”
Lo que ocurre alrededor de este hoyo 13, no tiene espacio ni siquiera dentro de la cotidianidad a que a pesar de narrar tránsitos simples dentro de un barrio. Todo se traduce a un hilo silencioso dentro de una cabeza que genera acciones imperceptibles y que se traducen en los versos de Espinosa.“Así el arquitecto emocional diseñó/ una ciudad comunicada exclusivamente entre paralelas/buscando que fueran iguales estar en movimiento y estas suspendido/o estar vivo y caer exhausto tras un encuentro” (cito).
"El libro cumple con los requisitos de "novela" también porque hay personajes al lado de episodios (estériles) y un plano de desarrollo espacial. Claro que muchos poemarios que no se autotitulan novelas presentan los mismos elementos. Las "situaciones" presentadas son arquetípicas, por ordinarias. Finalmente lo propio de escribir es sentir que lo singular sufre el doble trastorno de ver robustecidas sus cualidades a la vez que pierde su necesidad, se hace irreemplazable a la vez que contingente, si no falso ("¿pero fue?"). Esto conduce, por supuesto, a una anulación del yo" termina Espinosa.
dato: El libro se encuentra en la Librería Inestable... ¡de regalo! solo tiene que pedirlo. Obsequio del autor.
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