Muchas voces dicen que el montesinismo está incrustado en el Gobierno Central. Incluso ayer un alto mando de La Marina me decía en un almuerzo que el que se escondía en la casa de López Meneses era el mismo Vladimiro Montesinos y que tenía una gran cercanía con Ollanta Humala por conocer el sistema de interceptaciones telefónicas de todo Lima. Aunque parezca descabellado y sacado de los pelos, las consecuencias políticas reales todavía no se sienten: vendrán en las próximas semanas.

En ese sentido, la última encuesta de GFK revela que el 61% de peruanos cree que el montesinismo aun tiene influencia en el Gobierno, mientras que el Apra llega a 33% y el partido de Gobierno 18%. La percepción ciudadana es que todo el mundo sabía el asunto Meneses pero nadie quiso tirar la primera piedra. 

Es tal la percepción en la opinión pública de que el Montesinos aun tiene influencia en el Estado, que el 68% de los encuestados creen que aun hay grupos vinculados al 'Doc' a través de partidos como Fuerza Popular. 

Es difícil no pensar en los vínculos que Vladimiro Montesinos dejó en las diversas esferas del Estado, sobre todo en las Fuerzas Armadas. Un análisis antropológico-periodístico podría dar aires del real compromiso y fidelidad que tienen sujetos como López Meneses con Montesinos para poder destapar toda la carne que se oculta y quiénes son los peones de un exasesor todavía con muchos poder.

¿Por qué Vladimiro Montesinos no hace tanta bulla en los medios como Alberto Fujimori? ¿Será que es mejor para él mantener el perfil bajo como un guiño a Ollanta Humala? ¿A cambio de qué? Todo sabemos que Montesinos es el hombre que más conoce de la suciedad del Estado peruano, suciedad que es el motor en muchos sectores para lograr acuerdos, pactos y contratos abyectos marcados por la corrupción. 

Así como viene la situación, parece que no estamos tan lejos de los noventas.

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