Cuando fue anunciada la asignación del Mundial 2022 a Qatar, se creó toda una polémica en torno a ella.  

Entre las críticas expuestas están: que en el emirato hará un calor infernal para el periodo (junio-julio) en que suele celebrarse dicha competición; que la elección, se debió casi exclusivamente a los petrodólares, si se tiene en cuenta la escasa cultura e historiafutbolística del país árabe; y que existen muchas denuncias acerca de las terribles condiciones de trabajo a las cuales son expuestas los obreros extranjeros que están construyendo las instalaciones para el evento.

Ante ello, el número uno de la FIFA, Joseph Blatter, probó una salida muy creativa: "Algunos partidos se podrían jugar en Irán. Apenas estuve allí e, incluso a un nivel político, me han dicho que serían muy felices de albergar algunos partidos. No solo en el Golfo Pérsico, en todo el Medio Oriente hay atención. Los Emiratos Árabes serán ciertamente interesantes, pero estamos dando un paso a la vez." En otras palabras, mientras en Ginebra las potencias llevan una relación tensa con Teherán, debido al programa nuclear del Ayatollah, Blatter resuelve cualquier conflicto geopolítico en un pase.

El jefe de la FIFA también planteó, ante la posibilidad de que no se concluyeran las obras: "jugar la fase final de una competición en distintos países no sería una novedad. Estoy seguro, es cuestión de considerarlo en cierto momento". Como si las relaciones entre Irán y sus vecinos fuese tan serena como la que tienen, por decir, Holanda y Bélgica. De cualquier modo para Blatter, no se hablará antes de finalizar Brasil 2014. Al parecer, tendrá la misma actitud frente a las condiciones de los obreros: "Quiero evitar todas estas críticas relativas a los derechos de los trabajadores, eso es otro problema."

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Fuente: Corriere della Sera