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Here comes the sun

Runka, el pueblo noruego que no veía la luz del sol durante seis meses, ahora lo hace gracias a espejos gigantes.

Publicado: 2013-10-31

Hace tres años edité un Atlas que circuló con un diario nacional. Durante el desarrollo de cada tomo aprendí muchas cosas de diferentes países. Y cuando me tocó Noruega me llamaron la atención algunos detalles como por ejemplo que Tromsø y Alta son las ciudades perfectas para admirar la aurora boreal, que el día más corto en Oslo tiene 6 horas, que muchas ciudades pasan los inviernos totalmente a oscuras. Una de ellas era Runka, que sólo veía la luz del sol entre setiembre y marzo debido a que está situado en un valle muy profundo.  

Sus pobladores se reunían en la Plaza Mayor dos minutos para recibir los únicos rayos de sol del día. Pero todo cambió cuando a uno de ellos, el artista Martin Andersen, se le ocurrió algo tan sencillo como eficaz: instalar tres espejos gigantes en la parte de la montaña que sí recibe la luz del sol y hacerlos girar hacia donde no llega nunca. Los adultos mayores desconfiaron, pero los jóvenes apoyaron con entusiasmo la iniciativa.

Y ocurrió el milagro: otra vez rostros acariciados por el sol. Ayer se pusieron en funcionamiento los espejos y el pueblo entero se reunió en la plaza principal para hacer una fiesta, una fiesta de luz. 

 


Escrito por

ALBERTO ÑIQUEN G.

Editor en La Mula. Antropólogo, periodista, melómano, viajero, culturoso, lector, curioso ... @tinkueditores


Publicado en

Redacción mulera

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