#ElPerúQueQueremos

Muertas, desnudas y culpables

La escritora chilena Carla Guelfenbein presenta Nadar desnudas (Alfaguara 2012) en la feria del libro.

Publicado: 2013-10-26

Esta parece otra simple historia de amantes en la que se nombra reiteradas veces una luz ámbar que los alumbra y arrastra sus facciones a muecas desgraciadas durante el desgarro. Las piezas están sobre la mesa, obvias y marcadas en sus roles, pero a punto de deshacerse.  

Sophie es una temblorosa chiquilla, una seudo suicida que vive con su padre, a quien llama por su nombre: Diego, uno de los hombres de confianza de Salvador Allende en Chile de 1973. Ambos frecuentan a Morgana, solo cuatro años mayor que Sophie. Casi treinta años después de dejar de verse, la escena que una de ellas recordará de la otra será de la noche en la que nadaron desnudas y admiraron el agua deslizada en la piel de ambas mientras fumaban hierba y se contaban de modos tiernos y guardando sus senos pequeños en las manos, de los hombres con los que se habían acostado.

                                                           …

Ellas duermen juntas, abrazadas, enredando los pies, sin tocarse demasiado o transgredir su relación, formando un vínculo indisoluble. Guelfenbein describe estas escenas como actos sensuales entre dos mujeres que están solas, que no tienen mayor comunicación con el mundo que las rodea y se dan placer de manera lúdica. De pronto Morgana se convierte en amante de Diego. Su relación está marcada por un erotismo sucio y transgresor mientras que la relación entre las dos mujeres sigue siendo sensual y está enmarcada en una amistad que cada vez se hace más fuerte y vuele a Sophie dependiente de Morgana, tanto que su propia obra plástica como artista gira en torno a su mejor amiga. Ellas se protegen y aprenden a validarse dentro de sus propios estereotipos. Viven en un país al que no terminan de pertenecer. Sophie ha vivido siempre con su madre en Francia hasta que decide vivir en un país latinoamericano junto a su padre, un izquierdista que tampoco es muy cercano a las otras personas de su partido. Morgana por su lado es hija de diplomáticos españoles, enseña literatura, trabaja y vive sola a un piso de su amante.

                                                         …

El amor se transforma en un ente que los habita como el hambre, se pega a sus huesos, los usa y se expulsa. Todo se muestra para caer inmediatamente en la lectura de un triángulo amoroso -eso dice la contratapa- entre un hombre mayor, su hija y la amiga de esta. El padre ha trastocado la relación de su hija, pero no hay tiempo para mucho, para explicar, perdonar, justificar y seguir. Las sirenas empiezan a sonar por todas las calles, sus luces alumbran y atacan a todos. Ya no son ámbar sino rojas, azules y violentas. Caen sobre la cara asustada de miles de chilenos. Es 11 de setiembre de 1973.



II  

"Una mujer de su mismo grupo la delató. Dicen que por las noches la delatora comparte la celda con los prisioneros, llorando, mientras que en el día señala con el dedo a sus compañeros en la calle"

Hay dos personajes que atraviesan el libro, fugaces pero que enmarcan dos épocas. La primera es una mujer sin dientes y con poco pelo que delata a Paula, amiga cercana y ex amante de Diego. Guelfenbein no dice su nombre, no la señala, pero podemos reconocerla fuera de la ficción como La Flaca Alejandra, el símbolo de la traición en Chile.

"Sí, yo hice una investigación para este libro. Hay muchas cosas que están basadas en testimonios y a través de ellos puedo seguir contando. Es la realidad, sabes? Que se mete dentro de la ficción para hablar de lo que nos fue lamentablemente tan común a todos. Yo leí el testimonio de Carmen Castillo, quien cayó porque fue delatada por La flaca".

Y la Flaca era Marcia Merino una de las mujeres fuertes del MIR hasta que apresada y torturada salvajemente se convierte en agente de la DINA, delata a todos sus compañeros y ocupa después un cargo en el gobierno. En un documental que dirige la misma Carmen Castillo también dirigente del MIR; Merino mira a la cámara, desvía la vista e increpa a la persona que la acompaña y dice, "a ti te torturaron? No, ¿verdad? Pues a mí sí y lo siento tanto, pero fue así, no aguanté la tortura, otros sí, yo no. Dicen que yo temblaba cuando los señalaba en la calle, yo ya no lo recuerdo”.

Un sobreviviente a estas casas de exterminio la recuerda entrando en medio de su propio interrogatorio para avisarle al torturador que esa tarde tendrían empanadas para el almuerzo.

El otro personaje es un hombre que cae de una de las torres gemelas después de la explosión del 11 de setiembre y antes de que los edificios se derrumbaran. El hombre no solo se lanza a una caída de más de cien pisos sino que convertido en personaje cae eternamente para enlazar el 11 de setiembre del Chile de Allende, con el 11 de setiembre de la explosión de las torres y cerca de donde los protagonistas van a recogerse como piezas dudosas para terminar su propia historia. Nadar desnudas presenta  así dos tiempos  bajo la misma fecha que marca sus desgracias y las reitera.

"Muchos creen que la violencia política es un discurso, que además puede agotarse, pero lo que deben saber es que no es un discurso. Nos pasó y tanto tiempo después nos sigue pasando. En este libro hay tanta historia mía, personal. Yo soy como  mis personajes, a veces parecemos estar en el exilio. En ese chile de inicios  de los 70 yo era una chica judía en un mundo católico, de padres allendistas, izquierdistas creciendo en   una sociedad de derecha. A veces creo que yo quería ser como las demás chicas… ¡mi mamá! Por ejemplo ella... pelo corto, poleras negras cuello cubierto, pantalones negros siempre cargada de libros, profesora de filosofía… yo la veía y sabía que era imposible que  fuera como las otras personas que conocía. Ella fue secuestrada por los militares. Durante dos semanas estuvo como desaparecida. Eso lo cuento en La mujer de mi vida, otra de mis novelas. Ves? A eso me refiero cuando te digo que no es un discurso, es lo que nos pasó. Es la imposibilidad de olvidar por ejemplo el día que entraron a mi casa, tiraron todo, lo destruyeron y se la llevaron. Después de eso nos fuimos. Viví durante más de diez años en el exilio y al regresar tuve algo muy doloroso frente a mí y me dije… a este Chile yo no lo conozco. ¿Si me hacen daño... mis personajes? si, definitivamente. Cuando los escribo siento algo tan fuerte que me lleva a dudar con ellos mismos sobre lo que les va a pasar. Construyo con escenas, imágenes, de manera cinematográfica si quieres"



Escrito por


Publicado en

Redacción mulera

Aquí se publican las noticias del equipo de redacción de @lamula, que también se encarga de difundir las mejores notas de la comunidad.