“Eran las 7:30 cuando el exalcalde de Levier me llamó al teléfono y me preguntó dónde estaba. Le pasé el teléfono a la profe, habló con ella, el autobús se paró en el aparcamiento del colegio Aubrac, y bajé del bus con la profe, en pleno llanto, abrazada a ella (...) Los compañeros me preguntaban: ‘¿Por qué la policía? ¿Qué has hecho, has robado?’ Y yo les dije ‘No puedo contestaros ahora’, y la policía decía ‘No hay tiempo, nos tenemos que ir”.  

Así relata Leonarda Dibrani, la estudiante kosovar de 15 años y etnia gitana, en el diario El País, como fue detenida -hace tan solo una semana- durante una salida con su escuela para después ser expulsada de Francia junto a sus 5 hermanos y su madre.

No ha sido el único caso. El 12 de octubre, tras varias semanas de permanecer detenido, deportaron a un estudiante de formación técnica, Khatchik Kachatryan, de tan solo 19 años y que había huido de Armenia en 2011 en compañía de su padre, refugiado político -estatus que el país galo denegó posteriormente-.

Pero la llama se ha terminado de prender hoy con la expulsión de otro joven sin papeles. Como consecuencia, miles de estudiantes de secundaria (unos 2,500 alumnos, según la policía, y a unos 7,000, según representantes estudiantiles) salieron a las calles de París bajo el lema: "No toques a mi compañero de clase". 

Los estudiantes bloquearon el acceso a una veintena de institutos y posteriormente desfilaron por la capital.

"Es inadmisible que en un Gobierno de izquierdas tengamos que enseñar los papeles para entrar en el instituto. Todo el mundo tiene derecho a la educación", afirmó hoy el portavoz del sindicato estudiantil FIDL, Steven Nassiri.

Si bien se conoció que el padre de la niña, de 43 años, falsificó su certificado de matrimonio y mintió respecto a su nacionalidad, en realidad italiana, con el objetivo de poder solicitar asilo en Francia. Sin embargo, más allá de los detalles, las críticas no cesan desde la semana pasada.

"Ni siquiera la derecha (...) se atrevió jamás a atacar a los niños durante una actividad escolar", apunta por ejemplo el Partido Comunista en un comunicado.

A la par crecen las acusaciones contra el ministro de Interior, Manuel Valls, de complicidad con la política de inmigración de la extrema derecha tras la deportación de la menor. Si bien ayer, Valls indicó que la "reconducción a la frontera tuvo lugar dentro del respeto del derecho y de las personas", sus palabras no han calmado las críticas la sociedad francesa. Los carteles son claros: "Fuera Valls".

Es más, si Valls afirmó que los gitanos europeos “no quieren integrarse”, tampoco se quedó corto al señalar que Francia se opondrá a la entrada de Bulgaria y Rumanía en el espacio Schengen. Y, a pesar de la enorme polémica que ha generado este hecho, -alentar el miedo a un colectivo débil y precario que cuenta con 20,000 romaníes en Francia siendo niños la mitad-, el presidente, François Hollande no se ha pronunciado al respecto.

"Ni siquiera la derecha (...) se atrevió jamás a atacar a los niños durante una actividad escolar", apunta por ejemplo el Partido Comunista en un comunicado.

La legislación francesa solo permite la expulsión de un alumno en situación irregular en el país cuando este alcanza la mayoría de edad o cuando sus padres son expulsados.

Para echar más leña al fuego, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó hoy a Francia por el proyecto de desmantelamiento de un campamento de gitanos en Herblay en 2004 que obligó a muchas familias a abandonaran el lugar. 

A continuación, una serie de fotografías de la protesta publicadas en El País:

Con información de Efe, Europa Press, El País

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