El mismo contexto hace casi 13 años. Es noviembre del 2000 y Alberto Fujimori viaja a Brunei para asistir a la cumbre APEC. Se lleva las maletas cargadas del mayor escándalo de corrupción de la historia republicana del país que lo ha obligado semanas atrás a convocar elecciones anticipadas. Sin importarle el no contar con permiso del Congreso, Fujimori viaja a Japón y renuncia cobardemente, vía fax, a la presidencia de la República.   

Octubre del 2013. Ollanta Humala es criticado duramente por aceptar una entrevista informal con el presidente de Francia, Francois Hollande, durante la escala técnica que lo trae de regreso al país tras participar de la cumbre APEC. Voces en el Congreso hablan de infracción constitucional, y desde la Diroes ya no envían fax sino se mandan ‘tuits’. Fujimori advierte que en ese viaje hay ‘gato encerrado’.

¿Es en serio? Pues sí. Hoy poco antes de las cuatro de la madrugada, el condenado por delitos de lesa humanidad y corrupción tuiteó (supuestamente, porque aún no se sabe si maneja él personalmente su cuenta) en torno al viaje de Humala, y pidió ir al fondo del asunto.

En declaraciones a La República, el exprocurador Ronald Gamarra señaló que si bien hay que investigar el fin de la escala de Humala en París, no puede dársele voz a alguien que utilizó un viaje similar no para hacer una escala, sino para fugarse del país.

“Hay que preguntarse sobre lo extraño del viaje del presidente Ollanta Humala, pero, digamos, aquí parece que Fujimori se ha olvidado que quien se fugó del país, renunció por fax, fue precisamente él. Fujimori ha perdido reflejos y está cometiendo error tras error, jurídico, mediático y político, en los últimos meses”, sostuvo.

Un capítulo más en la vida de un expresidente que quiere escribir sus memorias, pero que demuestra que esto es lo que precisamente le falta. ¿Qué será lo próximo?

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