Como llegó se fue. En lo que podría calificarse como un verdadero espectáculo, el expresidente Alejandro Toledo llegó hasta el Congreso para presentarse ante la Comisión de Fiscalización para responder en torno al caso Ecoteva, pero finalmente se trató de una visita 'para la foto'. 

Un pedido de su mismo partido político, Perú Posible, a través de la congresista Carmen Omonte, solicitaba reprogramar la citación al creer que el exmandatario asistía ante el grupo de trabajo como invitado, cuando es demás sabido que Toledo Manrique se encuentra en torno al escándalo de las compras millonarias de su suegra en calidad de investigado.

Fue Mauricio Mulder el que advirtió que el líder de la chakana acudió sin la compañía de abogados, lo cual, al ser investigado, suponía una violación al debido proceso. Es decir, pese al reclamo de los peruposibilistas que aseguraban que el Congreso no quería escuchar a Toledo y que estaba siendo 'maltratado', lo cierto es que al secundar el pedido de reprogramación -hecho por la misma bancada por medio de Omonte- se estaba tratando de respetar sus derechos.

Según señaló Vicente Zevallos, presidente de la Comisión, fue el mismo Toledo quien solicitó acudir al Parlamento para dar sus 'reflexiones' por un espacio de veinte minutos sobre el caso en que se encuentra investigado.

En otras palabras, pese a no estar en condición para ello, Toledo se autoinvitó a la Comisión, su bancada solicitó la reprogramación y cuando se consiguió el respaldo a dicho pedido, se acusó a los congresistas de no quererlo escuchar someterlo a un maltrato.