Los futbolistas chilenos frente a la dictadura de Pinochet
El goleador Carlos Caszely, verdugo de nuestra selección, fue incómodo para el régimen militar.
Lo veía por televisión y me daba la impresión de que era un músico -un bolerista-. Tal vez podía ser un contador público o un animador de fiestas. Con sus prominentes bigotes, cabello ensortijado y ligero sobrepeso. Sin embargo, sobre el césped y con la camiseta roja encima era el terror de los arqueros y los defensas centrales. No era un artista con el balón, pero era efectivo, se ubicaba donde todo '9' debe estar y las metía. No manejo estadísticas, pero muchas veces 'mojó' contra el Perú. Fue al Mundial de 1974. Lloró de emoción, de felicidad, pero también de impotencia y rabia.
La mañana del martes 11 de setiembre de 1973, un mes después de haber derrotado a los peruanos en el Centenario, en partido definitorio para continuar en la brega por llegar al Mundial de Alemania, “Carlos Caszely se fue desde sus clases de Educación Física en la Universidad de Chile a Juan Pinto Durán. Allá se probaría la ropa de la 'Roja' con que viajarían semanas después a Moscú para el partido de ida de la fase final de clasificación al mundial ante la Unión Soviética”, cuenta el diario La Tercera.
Minutos después de entrar al coloso, Caszely se enteró del golpe. "No teníamos idea de lo que pasaba. La mayoría del país estaba sorprendido y nosotros no éramos la excepción. Nosotros también somos seres que pensamos, por lo tanto había un sentimiento de tristeza, de angustia y de pena", cuenta el exfutbolista. De hecho, en ese momento no imaginaba que el golpe de Estado propinado por el general Augusto Pinochet contra el gobierno democrático de Salvador Allende ayudaría a la selección chilena a llegar más rápido a Alemania 74.
En efecto, la selección mapochina viajó a Moscú y empató sin goles con el equipo ruso, que se rehusó a jugar el partido de vuelta en protesta por los detenidos y torturados en el Estadio Nacional de Santiago.
Algarabía por la clasificación entre unos, vergüenza entre otros. Abrazos y risas, preocupación e impotencia para el goleador. Días antes del viaje a Berlín la madre de Caszely fue secuestrada por militares. "La detuvieron y torturaron salvajemente sin que a día de hoy sepamos de que la acusaban", dice el popular 'Chino'. Como no podía ser de otra manera, esto lo enojó al punto que cuando la delegación fue invitada a una recepción de despedida en La Moneda, el delantero no le dio la mano al dictador.
Sin libertad
“El régimen de Pinochet estableció un férreo control sobre los deportes, en especial del fútbol. El general de Carabineros, Eduardo Gordon, se transformó en el nuevo presidente de la Asociación Central de Fútbol. Incluso, militares viajaron junto a la delegación chilena a Alemania para impedir cualquier tipo de contacto con la prensa extranjera”, narra el diario chileno.
"Nosotros llegamos a un tipo de castillo en vez de un hotel... cada diez o quince metros había un 'milico' o alguien a caballo impidiendo que nos acercáramos a la reja. No tuvimos acceso a la prensa y la prensa no la dejaban entrar, por lo tanto era un concentración absoluta. Y cuando salíamos en el bus, íbamos con tres o cuatro autos adelante y atrás, para no tener contacto con nadie. Después cuando entrenábamos también, rodeados siempre", recuerda Caszely. Probablemente esto confabuló para que el goleador tuviera una baja performance, incluso se convirtió en el primer expulsado en la historia de los mundiales.
Represalias
Caszely fue incómodo para el régimen militar. Mientras muchos de sus compañeros de la selección regresaron a Santiago y sufrieron secuestros y detenciones de sus familiares, el 'Chino' fue castigado de otro modo: quedó fuera de las nóminas a petición de la Asociación Central de Fútbol. "Para el Mundial de Argentina (1978) yo estaba listo para venir. Jugaba en Espanyol de Barcelona. Una noche de domingo me llama Caupolicán Peña para decirme que no estoy citado. Sorpresa mía y sorpresa para todos mis compañeros. Muchos de ellos me llamaban. Después con el tiempo supimos que Gordon había dicho que no era conveniente que me llamaran porque iba a ir Pinochet al estadio y si yo le hacía un gol a Perú, se iba a sentir medio mal. Desgraciadamente, por esa ceguera, no pude venir", cuenta el segundo goleador histórico chileno.
Lo mismo le ocurrió para la Copa América de 1983, cuando tampoco integró la 'Roja' por motivos extrafutbolísticos. "Fueron razones totalmente fuera de lo futbolístico que hacían un daño a la selección porque yo era un hombre que hacía goles tanto dentro como fuera de Chile", comenta.
Alberto Quintano, back central que formaba dupla con Elías Figueroa en la defensa roja, recuerda: "Su separación no fue comentada por nosotros. Nunca comentamos eso. Lo manejaban el cuerpo técnico y no llegó al plano de jugadores. Nosotros veníamos de afuera y después nos íbamos de inmediato. No nos metíamos mucho".
Leonardo Veliz, ex delantero de Colo Colo y de la selección, cuenta: "Una vez me fui preso, a principio de los ochenta. Pedí permiso para festejar el bautizo de mi hijo y asistieron diferentes jugadores de Colo Colo, entre ellos Carlos Caszely. A pesar de que tenía permiso, los militares no lo respetaron y nos llevaron a todos presos. Estuvimos toda la noche detenidos". El ex técnico de la sub-17 de Chile vio cadáveres y lo comentaba en los vestuarios.
Caszely, quien en 1988 participó en la campaña a favor del NO en el referéndum que terminó con la dictadura, opina que su único pecado fue pensar distinto. "Se debe tener conciencia de que el jugador es persona y tiene derecho a opinar. Normalmente el futbolista viene de las clases medias y bajas y sabe del sufrimiento de la gente del pueblo. Pero cada uno tiene la opción de opinar o de no hacerlo", dice a La Tercera.
Escrito por
Editor en La Mula. Antropólogo, periodista, melómano, viajero, culturoso, lector, curioso ... @tinkueditores
Publicado en
Aquí se publican las noticias del equipo de redacción de @lamula, que también se encarga de difundir las mejores notas de la comunidad.