La sombra de una nueva eliminación empezó a asomarse con la derrota en casa el pasado viernes contra Uruguay, este 3 a 2 en contra ante Venezuela, no es sino otro accidente en una campaña por demás irregular.

Hace apenas una semana todo era esperanza. Hoy, la realidad se ha impuesto con toda su crudeza y virulencia. Perú está eliminado, dos fechas antes de que se acaben las eliminatorias para el Mundial Brasil 2014. 

Desde hoy, a los peruanos amantes del fútbol, no les queda más que buscar otra selección a la que apoyar en la cita de Brasil.

Son 32 años sin asistir a la más importante competición del mundo del fútbol. Las imágenes de la participación peruana en España 82 cada vez presentan mayor deterioro, quizá para las próximas eliminatorias no se puedan usar para recordarnos de que alguna vez tuvimos categoría mundial.

En las últimas cuatro clasificatorias nos ha tocado quedarnos relegamos a los últimos puestos. Korea Japón 2002, Alemania 2006, y Sudáfrica 2010 han sido una fúnebre copia que desnuda una amarga verdad: somos del grupo de equipos que van a la cola en la región. 

La última vez que estuvimos cerca, o digamos tocamos la puerta si que nos abrieran, fue con aquella selección que dirigía Juan Carlos Oblitas que buscaba inscribir su nombre en Francia 1998. 

Nos quedamos fuera por goles, pero el recuerdo es que nos quedamos fuera porque en el momento preciso de sacar a relucir el coraje, el temple, la gallardía perdimos con Chile  4 a 0. Ese partido nos eliminó. 

En estas eliminatorias nuestras chances eran mayores. Brasil como organizador del Mundial no competía en las clasificatorias, lo cual nos abría un cupo más para la justa mundialista. De nueve equipos, cuatro clasificaban directamente y uno iba al repechaje. Cinco de nueve. La realidad: todo hace prever que acabaremos en el puesto siete, solo por encima de Bolivia y Paraguay.

Y si miramos hacia el futuro, sabemos que aquella generación de los Reimond Manco, esa sub 17 que nos llevó al mundial de menores, está perdida; salvo raras excepciones todos esos jugadores que hoy estarán en el rango de entre 23 y 24 años y que son los llamados a hacer la posta generacional nunca terminaron de despegar. 

Entonces, tendremos que volver la cara a la última sub 20, la de Cristian Benavente, Yordi Reyna y esa generación que casi -siempre el insuficiente casi con las selecciones de fútbol, cuando no es peor- nos llevó al mundial de la categoría. 

Sin embargo, si somos objetivos, ninguno de esos jugadores ha llegado a tener relevancia en sus respectivos clubes. Y en un mundo en el que los Neymar, los Messi, brillan, refulgen desde la adolescencia, sabemos que la esperanza, aunque siempre se reanima cada vez que vuelven las eliminatorias, tiene pocos elementos a los que asirse objetivamente. 

¿Qué nos queda? ¿El desaliento? ¿Los brazos caídos? Por supuesto que no. Nos queda trabajar. Hacer de las divisiones menores de cada club profesional una cantera de jugadores dinámicos, con biotipos acordes con las necesidades del fútbol moderno. Trabajar por mejorar el deficiente campeonato local. Retornar la educación física y el deporte en los colegios. Avivar el deporte y trabajar con seriedad y a largo plazo. 

Una tarea ardua le espera al fútbol peruano. La selección, pese al dolor, la ira y la frustración de la derrota, y sin demagogia, somos todos los que amamos este deporte.