Vía el grupo RPP, Juan Luis Cipriani tiene cada sábado una tribuna radial y televisada de media hora para hablar un poco de todo, empleando una retórica en la que ese "todo" se resuelve en y mediante asuntos de fe. 

Ayudado por un interlocutor que mansamente va colocándole delante el menú semanal, Cipriani despacha todos los platillos. Como era de esperarse, hoy la cosa iba del fútbol. La derrota de la selección peruana frente a la de Uruguay ocupó los primeros minutos del sermón cardenalicio.

Que la selección celeste le haya quitado al Perú el resto de fe que le quedaba de ir al Mundial de Brasil el año que viene debe ser la menor de las preocupaciones que el Uruguay le causa el Cardenal. Uruguay, la república de tradición laica que ha avanzado en la legalización de la marihuana, el matrimonio gay y la despenalización del aborto, causas que para Cipriani son algo así como los estandartes de los jinetes del apocalipsis.   

Yo nunca hubiera aceptado a un réferi argentino, dijo indignado Cipriani. Yo que he sido deportista, sé lo que es ejercer liderazgo, agregó. Quizá el platense Jorge Mario Bergoglio, a.k.a Papa Francisco, que tiene en nuestro país un par de asuntos que resolver en relación a Cipriani, acuse recibo del airado comentario.