La compañía de café Starbucks quiere expandir su imperio abriendo más de 50 cafeterías en Colombia durante los próximos cinco años. Sin embargo, su anuncio llega en un momento delicado de "tormenta", en palabras del propio presidente, Juan Manuel Santos. La causa: durante diez días el sector agrario mantiene un paro nacional. Y el sector cafetalero se ha unido a ellos.

Starbucks, la cadena de café más grande del mundo, exporta alrededor de un millón de sacos de café colombiano al año, y la idea es que aumente ese monto en un 100%, pues planean abrir establecimientos que sólo venderán café cultivado localmente. "Hemos tenido mucho éxito en Iberoamérica y ya iba siendo hora de abrirnos al mercado colombiano", afirmaba el ejecutivo de Starbucks, Howard Schultz, añadiendo que aspiran a inaugurar al menos seis tiendas en el primer año. Y es que Colombia es el tercer exportador de café después de Brasil y de Vietnam. Es más, es el primer productor de café de calidad.  

Sin embargo, los cultivadores del grano no ven con buenos ojos la llegada del gigante cafetalero norteamericano a su país. “Lo que le toca a los cafetaleros de ahí es muy poco. Simplemente dejamos de vender a uno para vender al otro. Mientras el consumo nacional no aumente no habrá ninguna mejoría para nosotros”, afirmó a El País Óscar Gutiérrez, uno de los coordinadores del Movimiento por la Defensa y la Dignidad de los Cafeteros de Colombia.

En esta línea, el senador Jorge Enrique Robledo, defensor de los intereses de los agricultores en el Congreso, aseguró que el impacto entre los productores por la entrada de Starbucks será bajo pues la venta real de café puro en esas tiendas es mínima con relación a la de sus mezclas de café o a la de otros productos.

Pero no todas las opiniones son negativas. El vocero de la Federación Nacional de Cafeteros, Luis Fernando Samper, sostiene que el anuncio es una buena noticia puesto que la compañía pagaría hasta un 15% más de lo que ganan actualmente los productores locales por el café.

Aun así, Colombia se encuentra en una progresiva disminución de la exportación del producto. Es más, aun siendo productor de café, importa un 80% de la demanda local del producto, que entra al país a precios menores que los granos locales.

El gremio de cafeteros, que cuenta con cerca de 560,000 productores, reclama como primer punto el precio. Y es que, para un agricultor colombiano el costo de producir una arroba de café es de 63,000 pesos, mientras que sólo la pueden vender en 43,000. Y, con un subsidio de 16,500, el productor tiene pérdidas. 

No es solo esto. El gobierno se comprometió a desarrollar mesas de trabajo con tres temas fundamentales: el control a los precios de los insumos, los problemas con el pago de deuda y con la aprobación de créditos y la minería en las zonas cafeteras. Sin embargo, ninguno de los problemas, según el senador Robledo ha tenido resultado. 

Por ello, ese "estamos en un temporal, en una tormenta, pero vamos a perseverar, vamos a continuar con el rumbo fijo, sabemos para dónde vamos", de Santos, ¿tendrá un final feliz?

Con información de Efe, Reuters, Semana, El País

Noticias relacionadas de LaMula:

Colombia y su "tormenta" por las protestas

El paro agrario en Colombia sigue desafiando al gobierno

Santos en la duda