He visto por primera vez el programa de Discovery Channel "Don´t drive here". Episodio dedicado a Lima. Capto el formato. Somos un local más de la franquicia. Estamos globalizados. 

Quiero decir: las sensaciones que Lima debe producir al espectador anónimo de "Don´t drive here" -mediante un amañado ritmo de edición- serán las mismas que deben producir las mega ciudades asiáticas o latinoamericanas que han servido de escenario para las bien editadas aventuras del conductor del programa, Andrew Younghusband.

Los gestos de sorpresa y admiración de Younghusband son tan auténticos como las muecas de gusto con los que el buen Gastón Acurio saborea lo mismo una salchipapa de carretilla que un plato de Rafael. Me parece, como dice la alcaldesa de Lima, "estupendo", el poder demostrativo de este formato televisivo disfrazado de documental. Tomar fragmentos de una realidad masiva, mezclarlos, agregarle adrenalina a la edición, frasearla con artilugios de turismo antropológico. Compro.

¿Qué tiene en común Lima con las otras ciudades visitadas por Discovery Channel, además del "caótico tráfico" y los variados medios de transporte que pueden conducirnos a una tercermundista muerte? 

Una tercermudista vida. En barrios tercermundistas. Tomar fragmentos de una realidad masiva. Llevarlos a la pantalla. En vista del caos del tráfico, no maneje aquí. Me compro la recomendación de Younghusband. No manejen en Lima. El tráfico es horrible. Como en Bagkok, Manila, el DF o Ulán Bator. La situación de la vivienda en esas ciudades es también horrible, caótica. No viva en Lima.