La estampida de violencia desatada en Egipto, el pasado martes, tras la decisión del gobierno interino, liderado por el Ejército, de desmontar los campamentos levantados en El Cairo en protesta contra el derrocamiento de Mohamed Morsi, ha provocado 638 muertos y más de 3.700 heridos. 

Las cifras dadas por el Gobierno son provisionales, pero van en aumento, según el transcurrir de las horas. Los Hermanos Musulmanes -organización política basada en el Islam que lideró por más de tres décadas el país- afirman que son muchos más los muertos.

Loa organización ha dicho  que nada detendrá la "gloriosa revolución" en Egipto, ni siquiera los más de 500 muertos en los enfrentamientos. "Continuaremos con nuestras sentadas y demostraciones por todo el país hasta que la democracia y las reglas legítimas se restauren en Egipto", dijo Essam Elerian, un alto miembro de la organización islamista.

Y aunque también han hecho un llamado a la calma, sus seguidores, pese a la violencia con que han sido reprimidos, tomaron e incendiaron hoy un edifico del gobierno en El Cairo. En varios puntos del país ha habido ataques contra templos cristianos coptos, dando muestra de que el conflicto está tomando también tintes sectarios.

Barack Obama, quien se encuentra en su retiro vacacional en Massachusetts, ha condenado "enérgicamente" la matanza de islamistas. "Deploramos la violencia contra civiles. Apoyamos los derechos universales a la dignidad humana, incluido el derecho a protestar de forma pacífica", dijo. 

El discurso principista de Obama aún no se transforma en medidas concretas, en parte porque Estados Unidos destina 1, 300 millones de dólares de la ayuda militar anualmente a Egipto.

En tanto que desde Europa ha formulado un tibio llamado a la calma frente a la escalada de violencia que devino en masacres de civiles. Hasta el momento, no se ha escuchado un pronunciamiento conjunto de los gobiernos latinoamericanos. El Perú de forma individual deploró hoy la masacre en Egipto.

Con información de El País, El Mundo y la CNN.