El Gobierno ofreció hoy, a través del presidente del Consejo de Ministros, disculpas públicas a las víctimas de la violencia interna cumpliendo así a fallos dictados por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

El acto fue en desagravio a los familiares de Saúl Cantoral, Consuelo García y Kenneth Anzualdo, desaparecidos hace 20 años.

Los dos primeros eran dirigentes de los mineros que participaban en las protestas de 1989 contra el Gobierno del entonces presidente Alan García, cuando fueron secuestrados, torturados y ejecutados extrajudicialmente por el clandestino Comando Rodrigo Franco, según una sentencia de la Corte Interamericana de 2007.

En el caso de Kenneth Anzualdo fue un estudiante de cuya desaparición se ha responsabilizado a miembros del grupo paramilitar Colina en 1993 y presuntamente fue ejecutado en los sótanos del Cuartel General del Ejército en Lima, de acuerdo a otro fallo de la Corte de 2009.

"Hoy es un día triste, pero también de justicia. El Estado está reconociendo su responsabilidad y pidiendo las disculpas por lo que hicieron sus funcionarios en estos casos", señaló el premier en el acto llevado a cabo en el ministerio de Justicia y en presencia del titular de ese sector, Daniel Figallo, y del presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el peruano Diego García Sayán.

La Corte Interamericana ordenó en ambos casos el procesamiento de los responsables, supuestos agentes del Estado que aún no han sido juzgados por estos casos, así como la reparación para los deudos y una disculpa pública del Estado por estos abusos de los Derechos Humanos.

Jiménez aseguró que este acto hace "superior" a este Gobierno porque pone "la dignidad, por encima de cualquier circunstancia, de las víctimas y de sus familiares".

"En Perú hemos pasado por muchos avatares, hemos tenido un proceso complejo de violencia, que nos ha separado a peruanos y peruanas, (pero) hoy el Gobierno está planteando una reconciliación", señaló.

Sin embargo, el momento más emotivo del acto, y de reflexión sin duda, del acto, fue el de los discursos de Brenda Cantoral, hija de Saúl Cantoral, y de la hermana de Consuelo García: