29 años sin Foucault
Entre los siglos XIX y XX, Europa expulsó de sus entrañas a un reducido grupo de pensadores -hoy de conocimiento universal- cuyo punto de apoyo común fue la ambición de elaborar una teoría capaz de sintetizar todo el comportamiento de la sociedad, o, cuando menos, occidental.
Lo consiguieron. Karl Marx, Charles Darwin, Sigmund Freud, Jean Paul Sartre, o Claude Levi-Strauss concretaron obras de arte totales del pensamiento. Puestas en perspectivas del movimiento perpetuo de la cultura humana, en acción. Ah, cierto, y Michel Foucault.
Al estilo de Pierre Bourdieu, Foucault es aun hoy algo menos popular que sus coetáneos, mas no menos importante. A 29 años de su muerte, como sin lugar a dudas ocurre en este mismo instante entre sus conocedores, no tan conocedores, amigos, enemigos, coincidentes y desertores en todo el mundo, esta noche vamos a recordarlo.
Filósofo y psicólogo de Poitiers (Francia) nacido en 1926, nunca se asentó en uno ni otro frente disciplinario. En lugar de eso, puso toda su atención en el estudio de las instituciones. Manicomios. Cárceles. Estado, y también la represión y sexualidad. Foucault le declaró la guerra desde un inicio al principio social de la normalidad.
Con una profundidad única, analizó los mecanismos de poder que operan en la sociedad capitalista y su influencia en la conformación de la subjetividad de las personas. Esto le permitió superar las interpretaciones clásicas del poder, que lo reducían a un plano represivo y jurídico, y concluir que el capitalismo se perpetúa gracias al ejercicio de poderes (“micropoderes”) que se hallan presentes por todo el cuerpo social. Al exponer la vinculación existente entre formas de saber, técnicas disciplinarias y relaciones económicas, Foucault mostró con la mayor amplitud la profundidad de lo que Marx había denominado “relaciones de producción”.
Entre sus obras se destacan, "Historia de la locura en la época clásica" (1961), "Nacimiento de la clínica" (1963), "Las palabras y las cosas; una arqueología de las ciencias humanas" (1966), "Vigilar y castigar" (1975), y su "Historia de la sexualidad" en tres tomos: Introducción - Volumen I (1976), El uso del placer - Volumen II (1984), y La inquietud de sí -Volumen III (1984).
La creación de un sistema de engranajes imaginarios de poder, dígase sostén histórico de la civilización occidental, otorga a Michel Foucault un lugar en el panteón de los pensadores modernos, y fuera de él -si señalamos al panteón como otro producto cultural- nos damos de bruces con su lugar en un panteón invisible, clásico y atemporal.
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