Los intereses de Rusia en Siria
La política exterior de Rusia siempre ha sido opuesta a la visión intervencionista de algunas potencias de Occidente, lo que permite preguntarnos si es que se trata de valores o de intereses económicos y estratégicos, lo que mueve a Rusia a seguir defendiendo la no injerencia.
Rusia y China han sido los principales países que se oponen a la intervención foránea en el territorio sirio. Los dos países, y Rusia sobre todo, insisten en la soberanía del país, pese a existir una "guerra civil en Siria".
La política exterior del país excomunista defiende el criterio del régimen de Al Asad para decidir si es que éste permite interferencias externas en lo que se refiere a que el líder y el mismo gobierno aún se mantengan en el poder.
Por su parte, gran parte de la comunidad internacional, varios países de la Comunidad Europea y Estados Unidos, mantienen la posición de que el actual régimen sirio es el principal responsable de la violencia y no tantos los rebeldes que se autodenominan el Ejército Libre de Siria.
Esta posición de Rusia sobre Siria, ¿no será acaso una cuestión de actitud cultivada desde hace muchos años en dicho país de poner en duda la visión hegemónica que viene de 'Occidente'?
El profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, Mauricio Jaramillo Jassir, reflexiona sobre esta cuestión en un artículo publicado en El Tiempo:
Algunos análisis que apuntan a que Rusia se opone a mayores sanciones contra Siria por su interés en contradecir siempre a Occidente dejan entrever un error craso de observación. En casos como Irán, Libia y los acuerdos en materia nuclear en cuestión, Moscú ha demostrado que comparte intereses con Occidente o que es capaz de cooperar. En contraste, en el tema sirio para Rusia hay más elementos en juego. De ellos por lo menos tres son vitales: la dimensión económica, el prestigio regional y global y no menos importante: el sistema de valores.
Para Jaramillo, el "prestigio regiona y global" de Rusia se debe a la defensa del derecho internacional de la no injerencia. Por otro lado, "las intervenciones de Estados Unidos en Irak y de la OTAN en los Balcanes Occidentales, Afganistán y Libia han hecho mella en el prestigio de buena parte de las potencias de Occidente", escribe el especialista. Esta situación es "capitalizada" por Rusia y China, quienes, con sus políticas en el exterior, disminuyen el poder de la visión hegemónica de Occidente, que se sustentan en la intervención y la universalidad de ciertos valores.
Sin embargo, la dimensión económica y "geoestratégica" es casi omnipresente en el conflicto sirio y los intereses rusos. Para Alberto Morales González, perteneciente al Instituto Español de Estudios Estratégicos, los motivos son claros:
Mantener la base naval de Tartus parece ser de momento un objetivo prioritario para Rusia ya que su interés geoestratégico es inmenso. Única base rusa fuera de su territorio y además a una distancia relativamente corta de los grandes puntos estratégicos como son el Estrecho de Gibraltar y el Canal de Suez. En vista de la más que probable caída de Assad, las autoridades rusas ya han establecido contactos para disponer de otras bases navales (en principio no permanente sino solo con derecho de uso) en otros países, principalmente en Chipre).
Pese a que la URSS dejó de suplir de armamento a Siria hasta que ese bloque comunista se desmoronara, cuando se inició el conflicto interno sirio en el 2012, Rusia no dudó en vender armamento al gobierno de Al Asad.
Según información de Morales, "en estos momentos parece que hay firmados contratos por valor de casi 4.000 millones de dólares, de forma que Siria es en estos momentos el quinto país importador de armas rusas". Así, el país ruso es un vendedor, con compra asegurada, en el país en conflicto.
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