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Rafo León: "El seguro se ha convertido en la clásica mercancía capitalista que te crea una necesidad"

Publicado: 2013-04-18

No bien hago la transferencia para el pago semestral de uno (huevo de plata), y ya me llegó la factura del siguiente (otro huevo de plata). A veces siento que trabajo para pagar a dos bastardas instituciones: la Sunat y las dos o tres compañías de seguros con las que tengo contratos. Comenté esto con un amigo que vive en California y me contó que el tema de la clase media por allá es ese, el hartazgo de los seguros, que cada vez te quitan más y te dan menos.

El seguro se ha convertido en la clásica mercancía capitalista que te crea una necesidad y te pone la aparente solución, pero más como una droga que como un sensato, justo y humano intercambio. Quien, dentro del sector formal de una sociedad, no tiene un seguro de salud, de vida, de auto y ahora, de casa, vive en pindinga, se siente un paria, un ser que puede perderlo todo por descuidado e irresponsable. Y entonces te viene la culpa y corres al broker a comprar cualquier cosa, que viene con un contrato de letra chica que jamás entenderás y que además, durante el tiempo que te tome leerlo, te puede dar una embolia y te jodiste porque aún no habías firmado la póliza y no tendrás dónde ir a atenderte de una manera decente. Problema que se agudiza en países subdesarrollados, donde los seguros públicos son miserables, en atención, en seriedad, en disponibilidad.

Hace unas semanas me tocó hacer el chequeo semestral de mi rodilla artrósica. Desde que comencé con este problema me atiendo con un excelente traumatólogo, que a la antigua, se toma todo el tiempo necesario para hacerte un examen detallado y, sobre todo, para explicarte cómo van las cosas y juntos buscar dar el siguiente paso de la mejor manera posible. Mi médico trabaja en una clínica, que era un establecimiento estándar, en el que él mantenía un consultorio y disponía de los servicios adicionales para una buena atención.

Esta última vez que fui encontré la clínica en obras, drywall hasta para regalar, taladros y combazos como en si de la construcción de un hipódromo se tratara, sin la menor consideración a la cantidad de pacientes internos que en ese momento, ejerciendo todo su derecho de clientes pagos, yacían en las camas de sus cuartos.

Cuando llegó mi turno de atención, mi querido médico me cuenta que la clínica ha sido comprada por una compañía de seguros de las más reconocidas de nuestro medio. "Yo me voy a retirar, la próxima cita la tendremos en otro lado". Y entonces me explicó que los nuevos dueños de la clínica, siguiendo el esquema norteamericano de similares manejadas por compañías de seguros, les imponen a los médicos veinte minutos como máximo por paciente. Ni un segundo más. "Yo no puedo trabajar así, tendría que explicarte la mitad de lo que pasa con tu rodilla hoy y darte una nueva cita para la semana que viene y ahi completar la explicación. Así pagas más y claro, tardamos más en actuar sobre tu problema, tienes que darte el trote hata acá y hacer todo el papeleo y simplemente para rentabilizarte mejor como paciente y como cliente". Le pregunté, espantado, si en este tema no interviene algún organismo regulador del Estado, que lo hay... "estamos en la cresta de la ola de la bonanza económica, ¿quién quiere hacer de aguafiestas?", me respondió con su sorna agridulce arequipeña.

Tomado del facebook de Rafo León


Escrito por

La mula

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