Como peruano, me uno al sentimiento de indignación que en las últimas semanas ha despertado la creciente inseguridad en la que vivimos. Como limeño, me indigno aún más con la falta de acción de las autoridades en su conjunto que tienen responsabilidad en torno a esta problemática. Pero como vecino de San Miguel, mi molestia, irritación y rabia llega a niveles extremos, al ver al alcalde de mi distrito pretendiendo dar lecciones de eficiencia en un medio de comunicación que llega a un gran número de hogares del país.

El último miércoles el señor Salvador Heresi, alcalde de San Miguel desde el 1 de enero del 2003, fue entrevistado en el programa No Culpes a la Noche que conduce Milagros Leiva, periodista que junto a otras figuras está convocando a una gran marcha el próximo 24 de marzo para decir “¡basta!”, intentando en dicho afán que se sumen a la iniciativa cuanto personaje acude a su set.

Lo que vi en dicha entrevista, y lo digo desde la opinión de un vecino más que vive en el distrito desde hace 27 años, fue a un político en toda regla. Claro, entendiendo la política como una pantalla. Heresi no dejó de manifestar su “preocupación” por la ola de inseguridad, se quejó de la falta de iniciativa del Gobierno central sobre ella y buscó resaltar los logros que, a su juicio, ha conseguido frente a esta durante su gestión. Pero en el colmo de los descaros, se atrevió a minimizar las quejas que los sanmiguelinos manifestamos a través del Twitter al escuchar su versión del “San Miguel perfecto” que pretendía mostrar.

He sido testigo, un sinnúmero de veces, de asaltos en las calles del distrito a todas horas. Lo he visto en las zonas más concurridas e incluso en mi misma calle. Familiares y amigos han sido objetivo de los delincuentes en las puertas de sus viviendas. Yo mismo he sido víctima de un robo espantoso. Hace dos meses, el conductor del taxi en el que regresaba a mi casa se desvió hacia la avenida La Paz, donde lo esperaban otros tres sujetos que me bajaron del vehículo, me golpearon y me dejaron sin nada. El taxista desapareció y los asaltantes se fueron con mis cosas sin ninguna prisa. Luego del ataque, caminé desde dicha vía hacia la avenida La Marina. Aproximadamente diez cuadras en las que no había ni un solo efectivo de serenazgo, ni un policía, ni tan siquiera un vigilante. Nadie.

En medio del programa (que puede verse en este enlace) envié, al igual que otros vecinos, mensajes señalando la realidad de la situación en el distrito, calificando la zona en la que yo había sido asaltado como ‘tierra de nadie’. El señor Heresi, lejos de mostrar comprensión, se dio por ofendido y dijo que no aceptaba dicho calificativo. No, señor alcalde, ya basta. Soy yo como vecino quien no acepta esa actitud. Soy yo como vecino que no pide, sino que exige respuestas y soluciones.

Un par de ocasiones, no hace mucho tiempo, vi en el parque ubicado entre las avenidas Dintilhac y Riva Agüero, al lado de Plaza San Miguel, casi una decena de camionetas de serenazgo con las luces de sus sirenas prendidas con no sé qué objetivo. ¿Qué se pretendía? ¿Presumir de la flota? ¿No debían estar patrullando las calles? ¿No debían estar en lugares como La Paz, por ejemplo?

Paso todos los días por zonas que carecen de iluminación, como el parque ubicado entre las avenidas Las Leyendas y La Mar. Ok, digamos que el alumbrado público no le concierne al alcalde. ¿No es en zonas como estas donde debería haber vigilancia permanente entonces? Permanente, señor alcalde, no una camioneta merodeándolas cada treinta minutos.

La mitad el distrito está enrejado. ¿Por qué? ¿En qué parte de la Constitución de este país se dice que se puede cerrar las calles para evitar el libre tránsito de los ciudadanos? Las calles por las que he corrido desde niño ahora me son inaccesibles desde una hora determinada. Ha esto se ha llegado, no solo en San Miguel, sino en toda la ciudad, porque aquellos que elegimos y en quienes ponemos en manos nuestra seguridad, no hacen lo suficiente para salvaguardarla.

Yo no puedo aceptar justificaciones frente a este problema de alguien que lleva casi tres gestiones municipales consecutivas. Diez años como alcalde. ¡Diez años! No estamos hablando, entonces, de una gestión improvisada. ¿Qué es lo que pasa entonces? ¿El señor Heresi cree que los vecinos somos idiotas? ¿Qué está esperando? ¿Qué le pase a él o a su entorno? ¿Hasta cuándo va a seguir apareciendo en los medios hablando de seguridad o pidiendo el cierre de Maranguita? ¿Hasta cuándo va a escribir ‘columnas de opinión’ solamente quejándose? Si no encuentra apoyo, ¡que tome el mismo el toro por los cuernos! Menos palabras y más acción.

La misma noche del programa regresaba a mi casa luego de trabajar y en “mis narices” dos sujetos le robaron a una muchacha. Clamó por sus documentos, al menos. “No jodas”, le respondieron. Eso, señor Heresi, es lo mismo que muchos vecinos sentimos que nos respondió con aquel “no acepto ese calificativo”. Olvídese de la alcaldía de Lima. Ni lo sueñe. Si usted logró quedarse dos gestiones más como alcalde, fue gracias a que muchos nos vimos obligados a darle el voto porque no había alguien mejor. Usted ha sido para San Miguel el mal menor. Así que si tiene pensado, remotamente, ser quien suceda a Susana Villarán el 2014, bájese de ese coche, porque lleva ya diez años manejando uno, y así nos va.

Bájese, señor Heresi. Bájese.