Cómo se vería la revocatoria desde Marte, por Jaime Bedoya
Jaime Bedoya compartió en su blog Trigo Atómico una divertida perspectiva sobre el triste debate en la campaña por la revocatoria. No dejes de leerlo.
Cómo se vería la revocatoria desde Marte
La posibilidad de vida inteligente en otros planetas está a punto de ser investigada como nunca antes se hizo gracias a una sonda que anda escarbando la superficie de Marte mientras usted almuerza. Anticipándose a los resultados de esta pesquisa, es razonable suponer que – de existir efectivamente – la vida inteligente escondida en el subsuelo marciano debe sentir una profunda y paralela curiosidad intelectual por el acontecer en un país de asombroso crecimiento económico al mando de un presidente que felizmente hace lo que su mujer le dice.
La inteligencia marciana estaría asombrada de la naturaleza del debate que nos ocupa. No aquél en torno a las groseras carencias inmunes al consumismo viral y aún pendientes que hacen sostenible la vida humana (salud, educación, etc), por que no existe; sino el incendiario ir y venir entre un procedimiento jurídico para la validación o no de un funcionario electo. Lo que más les llamaría la atención sería que esta polémica, lejos de ocuparse por lo menos de cuestiones técnicas y factuales, tendría como uno de sus ejes un veredicto etnográfico: cuál sería la raza que con justicia representa a la ciudadanía limeña.
La inteligencia marciana, si es que esta se alimentara y defecara, se estaría cagando de risa. La raza para ellos sería la raza humana, y las diferencias entre distintas y bulliciosas agrupaciones de esta serían las mismas que un entomólogo podría ver entre una hormiga roja y una hormiga negra, todas hormigas. La posibilidad fascinante de escuchar a una hormiga roja argumentar que una hormiga negra es horrorosa, o constatar como una hormiga negra explica que las hormigas rojas discriminan, sería una experiencia científica no solo fascinante sino un evento filosófico. Por no hablar de múltiples horas de sano esparcimiento.
La inteligencia marciana, de mantener su curiosidad por este lugar una vez agotado el efecto humorístico sobre sus esfínteres, posiblemente se compadecería de las orfandades que asolan la identidad de estas desconcertadas gentes del litoral sudamericano. La distancia les permitiría ver como patológica, y obviamente interesada, la polémica epidérmica frente a un procedimiento jurídico que aquí se llama revocatoria. Y distinguir que bajo la pirotecnia racial esto se reduce a una deliberación entre corruptos con obra e ineficientes honorables, de tal pobreza argumentativa por ambas partes que la suerte de una ciudad quedaría librada al ánimo y pulsaciones primarias del veraneante exacerbado por un Babel baboso.
La inteligencia marciana, finalmente, no tardaría mucho en constatar que si de razas humanas se quiere hablar, no quedaría ninguna más pura que una de ellas rara vez mezclada con otra. La de los pigmeos. Pureza superior, observarían estos, que por obvia cuestión visual pasa desapercibida.
Lo revocable sería la raza humana, se podría escuchar murmurar en las entrañas de Marte.
La NASA jamás lo confirmaría.
Fuente: Terra
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"Nosotros somos como la higuerilla"
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